vivimos como suizos

Los mandarines

Nos encanta odiar a los franceses y ahora que desvían sus problemas contra el campo español, toca hacerlo

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Mark Twain casi siempre tenía razón. Cuando decía que los inviernos más fríos eran los veranos en San Francisco y cuando decía que «Francia no tiene invierno, ni verano, ni moral». Lo que nos gusta odiar a los franceses. Y ahora toca. Nos da igual si se trata de algo importante ... , como una ministra diciendo que Nadal se dopaba, o por cosas menores como invadirnos, matarnos, llevarse nuestros 'murillos' o mandarnos a Richard Clayderman.

Ahora toca acordarnos de Gabriel Attal hablando de «competencia desleal» o de Segolene Royal soltando en la tele que los productos bio españoles no son comparables a los franceses. Que los tomates bio españoles no son comestibles. Bío o no bío, los políticos franceses, como todos, tienen mucha jeta. Con los agricultores en la chepa, desvían la atención sobre todo lo malo que han hecho en nombre del bien al campo francés. Entre otras cosas, añadir más regulaciones a las comunes europeas. Y mienten, como los políticos británicos durante la campaña del Brexit. En este caso con los supuestos pesticidas de más que utilizamos en España. Pero si falta que la DEA intervenga en Francia.

Se ha estrenado en Filmin una excelente serie, 'Sangre y dinero', sobre la estafa que tuvo lugar en Francia entre 2008 y 2009. Dos listos y un niñato se quedaron con miles de millones de euros de un impuesto al dióxido de carbono aplicado en 2005 por la UE para combatir el cambio climático. Había un límite anual de emisiones de CO2 a las empresas que contaminaban más. Pero si una superaba el límite podía comprar a otra su derecho a contaminar. Los estafadores crearon empresas fantasma para quedarse con el IVA del 16,9 por ciento de cada transacción.

Estos tíos robaron al Estado un dinero supuestamente destinado al bienestar de todos. Pero los políticos franceses, con sus decisiones (por ejemplo, el impuesto de 50.000 euros a los coches pesados y contaminantes que impide a un hombre del campo tener una pickup de cinco plazas) atracan a sus ciudadanos. Dicen que las mandarinas españolas son asquerosas. Los mandarines franceses son lo de siempre.

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