La magia de Sánchez

El mapa electoral nacional no es lo mismo que el mapa electoral autonómico. Ni Moreno Bonilla ni Díaz Ayuso, por poner dos ejemplos de políticos con éxito arrollador en sus autonomías, tienen el marronazo de Alberto Núñez Feijóo en España. Ni Moreno Bonilla ni Ayuso tienen en su territorio a Bildu, PNV, ERC o Junts. Sin embargo, Feijóo tiene que arar con esos bueyes. Con la ley electoral que favorece a los partidos nacionalistas. El mapa electoral de España sigue siendo favorable a los socios actuales de Sánchez, que dónde van a estar mejor que aferrados a la gran ubre.

Dijo Antonio Rossi hace unos días que a Isabel Pantoja no la conocían en el norte. Vale, la conocen, pero a Isabel Pantoja le pasa en el norte como al PP. Que lo conocen, pero no lo votan. O no lo votan porque lo conocen, no sé. Digamos que el norte no es Galicia, pero sí el País Vasco y Cataluña.

Las encuestas de intención de voto pueden decir hoy lo que quieran, pero una vez llegadas unas elecciones generales que no se prevén próximas (¿para qué?) habrá que ver si Pedro Sánchez ha perdido su magia, lo que dudo mucho. Sánchez y los suyos nunca han tenido temor de Dios, pero han visto lo bien que viene cambiar el temor de Dios por el temor de Vox. Como funciona y ven que no se caen, llegan otras elecciones y llaman a otro elefante. A ver, que el propio PSOE y la propia María Jesús Montero (lo que sufría esa mujer) se creyeron, tras la primera carta de Sánchez a los españoles, que de verdad estaba pensando irse. ¿Cómo no van a creer los votantes, tenga Sánchez los líos que tenga, que Vox, como apéndice peligroso del PP, viene con una guillotina para derechos y libertades?