vivimos como suizos
La Jenni
El griterío feministoide sobre el beso de Rubiales a Hermoso es de una gravedad tan impostada como peligrosa
Zapatilla mum (17/8/2023)
La madre de George (15/8/2023)
El beso de Rubiales hay que tomárselo como se lo tomó Jenni Hermoso. Sin darle importancia. «No me gustó, eh. ¿Pero qué hago?». ¿A quién le va a gustar un beso de Rubiales? Si ha conseguido que Ángel María Villar nos parezca Felipe de ... Edimburgo. Ya lo dice la canción de Ortega y Moraleda: «en España el beso encierra alegría en el corazón». A ver quién discute eso al presidente de la federación. Que sí, que le coge la cara con las manos, que le planta un beso en los morros. Pero, demonios, que no estaba en la oficina con su secretaria. Y claro que «el beso, el beso, el beso en España, lo lleva la hembra muy dentro del alma». Y no, Jenni no es Teresa Rodríguez cuando aquel empresario, que fue condenado, le puso una mano en la boca y simuló besarla.
Eso de que a ninguna le interesa besar por frivolidad… Durante la pandemia muchas celebraron despedirse de los dos besos. Tampoco es que dar la mano sea mejor. Yo qué sé qué han estado haciendo antes con la mano los tíos. En todo caso, lo de no dar besos duró poco. Como el orden al desalojar los aviones. Y no es que yo sea partidaria de los besos, más bien de las despedidas a la francesa porque, si no, te encuentras en esa situación absurda del capítulo de 'Poquita fe' en el que las compañeras de trabajo se ven obligadas a despedirse todos los días con dos besos de Raúl Cimas y los otros. Lo del cuadro de Franco y el cuadro del perro es pura virguería creativa de Montero y Maidagán, pero lo de los besos es puro realismo. Costumbrismo. De costumbres españolas.
Da igual si para Jenni fue un gesto natural de cariño y agradecimiento. Da igual si dice que 'el presi' y ella tienen una gran relación y que su comportamiento con las jugadoras ha sido «de diez». No, hombre, tiene que salir Pablo Echenique a preguntar: «¿Esto de Rubiales no va a tener consecuencias penales?». Amárrame los pavos y ponles camisas de fuerza. Y ha habido más golpes de pecho, madres mías, micromachismos y cantamañanismo feministoide contra el beso de Rubiales. Violencia sexual, dice Montero la Chica. No dejan de hacer el ridículo. También en el extranjero. Y lo peor, por eso habrá pedido disculpas Rubiales, es que todo este victimismo es de una gravedad tan chiripitifláutica e impostada como peligrosa.
Me gusta que Rubiales plantara el beso a Jenni Hermoso, que representa lo que el fútbol femenino ha sido siempre (más los tatuajes). Lo chungo. Lo felizmente chungo. Campeonas del «puto mundo» son, como dijo el domingo Jenni Hermoso. Me recuerda a la Yolanda Ramos de 'Homo Zapping' en el sketch con Paco León y música de Camela de 'El diario de Patricia'. Me recuerda a las niñas con las que jugaba al fútbol o al béisbol (al softbol). Las que insultaban mejor que nadie. Ahora va a resultar que las futbolistas son Fred Astaire, cuando la mayoría son Los Vivancos. Como los hombres.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete