VIVIMOS COMO SUIZOS
Feminismo Charo
Montero la Chica se podría hacer un 'hasta la vista baby' con Peugeot, como Sánchez
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Ni una lágrima. Hay que reconocer a Irene Montero que no ha llorado en público con la trastada de Yolanda Díaz. Por utilizar la expresión de Trias con Collboni. Como si tras el «que os den» se hubiera pasado al lenguaje jolines. Como esas ... chicas de la izquierda. Se harán de todo, pero hay que ver lo cursis que son para hablar. Hay quien sostiene que Díaz quiere refundar un Podemos más «empático» y, ahora, hay quien sostiene que es Irene Montero quien, desde abajo, desde la nada pinchada en un palo llamado Sumar, quiere refundar Podemos. Abandonada a su suerte, aunque Belarra diga que no le va a soltar la mano, se podría hacer un 'hasta la vista baby' con Peugeot, como Sánchez.
En su entrevista de ayer donde Alsina, Pedro casi negó a Irene. Dijo que es partidario de interpretar el feminismo «como movimiento social integrador». Ahora, ¿eh? «Y sí creo que es probablemente donde algo hemos retrocedido. Y es una constatación, un dato objetivo porque yo tengo también amigos que se han sentido incómodos con algunos discursos que se han planteado como confrontación». Ahí lo tienen, cayéndose del guindo del feminismo identitario que tanto daño ha hecho.
Irene no ha llorado, como sí hizo Gloria Steinem. Nora Ephron escribió de Gloria que era «la única cosa remotamente chic relacionada con el movimiento feminista». También hizo una crónica de la convención demócrata de 1972 en Miami, donde Steinem y Betty Friedan se pelearon. George McGovern, que les había prometido cosas, no cumplió. Entonces 'Steinem lloró'. Nora Ephron se quedó patidifusa. Hablar de las lágrimas de Steinem la enfrentó a sus amigos. Que estaba minando el feminismo o algo así. Por supuesto, que Montero no llore no la hace mejor. Ni peor. Ni rubia. En sus cosas, sobre todo en la ley de garantía integral de libertad sexual (que ha sido de libertad para algunos violadores), no parece haber cambiado de opinión, como ha llamado Sánchez a mentir. «He cambiado de opinión».
Una vez preguntaron a Cayetana Álvarez de Toledo si era feminista y dijo que era «feminista amazónica de la escuela de Camille Paglia». Los periodistas entendieron feminista masónica. Celia Villalobos anunció que si ganaba Casado se dedicaría a «escardar cebollinos» y se escribió «cargar cebollinos». Un feminismo integrador defiende Sánchez. «Ha habido discrepancias que yo he tenido con la ministra de Igualdad, con Irene Montero. La ley del 'sí es sí' lo ha sido claramente». Pero cuando se vieron el pastel (de una ley que aprobaron los socialistas, Díaz y los socios). No atendieron a quienes habían alertado de las consecuencias. El feminismo integrador lo ha tomado de Nadia Calviño. Quiere un movimiento social integrador para la población femenina y para buena parte de la población masculina. Le faltó decir un feminismo Charo. Yo soy Irene Montero y me echo a llorar.
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