vivimos como suizos
La crisma
Todo es equilibrismo: presentar el decreto mazacote, decir que no se puede trocear, trocearlo, votar no, votar sí
Ejemplos
La braga-faja
Pinito del Oro empezó siendo equilibrista, pero no le fue tan bien como luego en el trapecio, donde trabajaba sin red y era capaz de sentarse en una silla apoyada en esa mínima superficie. Hace unos años (murió en 2017) dijo en un Telediario que ... no sabía si el circo había perdido categoría o era el público el que la había perdido y no sabía apreciarlo. Me inclino por lo segundo. El público no tiene siempre la razón, aunque los políticos se la den.
En la votación del superdecreto de la semana pasada, el PP asumió el riesgo de tumbar la revalorización de las pensiones para poner en evidencia la debilidad del Gobierno. Feijóo hizo sus equilibrios y al final va a votar sí a ese decreto que, sudando la camiseta, Sánchez ha troceado genuflexo ante Puigdemont. El temor a perder el apoyo de los pensionistas parece estar en ese voto afirmativo. Como si los pensionistas fueran los únicos votantes. Por no hablar de los que viajan gratis en tren o pagando la mitad. Si la España de lo gratis es mayoría será para preocuparse. Por sus partes, Vox, que sacará tajada, da 24 horas al PNV para devolver el palacete, ese asunto del que el día antes de anunciar el sí los del PP no se bajaban. A veces parece que el PP hace oposición a sus votantes (vale, a algunos votantes).
Al Gobierno le da igual lo que vote el PP. Siempre hará mal. Si no, porque no; si sí, porque sí. La misma fijación de UGT y CC.OO. al mantener la mentecata manifestación del sábado contra la oposición. Para denunciar el ejercicio de «oportunismo político». Venga, todo es oportunismo político. Presentar el decreto mazacote, decir que no se puede trocear, trocearlo, votar no, votar sí… Equilibrismo político de todos.
Ha dicho Raquel Revuelta en 'El País' que Doña Letizia debería vestirse de flamenca. Señora, resista. Además, ya tenemos a los políticos de flamencos equilibristas. Y no les sale bien. Cualquier día colocan la silla en el trapecio y se sientan en lo alto sin red. Lo malo es que la crisma rota siempre es la de los ciudadanos que miramos perplejos el espectáculo. Será que no sabemos apreciarlo.
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