Arma y padrino
Je suis Karla Sofía Gascón
Si han caído Errejón y Karla Sofía, a los que amparaba el manto del buenismo bien, aquí no está a salvo nadie
La Justicia y García Ortiz
Carlos es una gran actriz
Escribía el otro día en estas páginas que no estaba a favor de que hubiesen nominado a Karla Sofía Gascón en la categoría de Oscar a Mejor Actriz y hoy vengo a la tecla a desdecirme. Ahora no solo me parece bien que le ... hayan nominado, sino que quiero que lo gane. He cambiado de opinión, como Pedro Sánchez. Pero es que este girito de guión no me lo esperaba. Hasta me han dado ganas de ver la peli. Lo que más me sorprende, de todos modos, no es que cuando Karla era Carlos arremetiese contra todo lo que se movía. Que tiene mérito, porque es que no se dejó ni uno: los chinos, los moros, los catalanes, Selena Gómez, Shakira, Spielberg, los Oscar, las manifestaciones del 8-M… Hoy en día no eres nadie si no hay un tuit de hace cinco años en el que Carlos (hoy Karla) no te atiza.
Pero, a lo que iba, a mí lo que de verdad me asombra no es que alguien cambie su discurso para adaptarlo a lo que se espera de él con el fin de que sus ideas coticen al alza y conseguir el aplausito complaciente de Los del Lado Bueno de la Historia (ya hemos hablado aquí otras veces del capitalismo moral y las ideas lujosas); a mí lo que me fascina es que alguien sea capaz de encontrar ese comentario concreto entre todos los escritos a lo largo de los años. A mí, que soy incapaz de encontrar un 'mail' de hace dos días en la bandeja de entrada de mi correo electrónico, que alguien acabe localizando una publicación de hace seis años de otra persona me parece algo así como arqueología digital. Qué paciencia y qué ganas hay que poner (y qué mala leche, de paso) para escarbar en el pasado de alguien buscando ese día en el que, por lo que fuera, se le calentó la boca y puso a caldo a, es un poner, los gitanos (digo los gitanos pero creo que es el único colectivo que se ha librado de la ira de Karla Sofía).
Dos apuntes, por concluir: uno, que pareciéndome mal toda cancelación, y esta no iba a ser menos, es lógico que resulte llamativo ver que alguien que nos ha estado dando la turra con las minorías, con la opresión, la empatía, el respeto y todas y cada una de las consignas 'woke' (que estaba muerto, decían, y solo estaba de parranda) nos salga ahora con que, en realidad, hacía todo lo contrario (marcarse un Errejón, lo llaman). La segunda, cuidadito todos. Que la metida de pata, más o menos reincidente, más o menos salvaje, tiene penalización retroactiva y es una enmienda a la totalidad presente y futura. Y si han caído Errejón y Karla Sofía, a los que amparaba el manto del buenismo bien, aquí no está a salvo nadie. Aquello de alimentar al cocodrilo y no poder aspirar a nada más que a ser devorado el último. Karla Sofía Gascón, si no somos todos, lo podemos ser en cualquier momento.
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