ARMA Y PADRINO

Ministra actuante

Ojalá me equivoque y sólo sea una desinformada y una inepta

¿Verdad? ¿Qué verdad?

El gobierno en llamas

Escuchar a toda una ministra decir, desacomplejadamente, algo como «cuando acabemos con esta derecha» resulta escalofriante. Lo decía, además, Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, con una sonrisa en los labios, durante el congreso del PSOE en Sevilla, y moviendo la sillita de un lado ... a otro, risueña y autocomplacida con su propia alocución, orgullosa de tal aspiración. Acabar con otra opción política, como objetivo, se me antoja incompatible con los fundamentos medulares de la democracia. Sabrán disculparme que haya escrito esta obviedad sin sonrojo, pero es que si una ministra en un país como el nuestro expresa en voz alta la voluntad de acabar con la oposición, es lo suficientemente inquietante el proyecto como para que uno se siente a darle la tecla con cierta desazón.

Pero, como no me gustaría pecar de alarmista, he tratado de encontrar algún ejemplo de democracia en la que el gobierno de turno se haya propuesto acabar con sus oponentes y, al lograrlo, no se haya cargado también en el proceso el propio sistema de organización que nos hemos dado. Hasta donde llego, parece del todo incompatible la convivencia de la democracia, como sistema político y social por el cual la soberanía reside en el pueblo, y la ausencia de pluralismo político. Así que, supongo, lo que propone la ministra Rodríguez se parecería bastante, en realidad, a un cambio de régimen. O bien, barajo otra opción, no tiene ni idea de lo que es una democracia. Ojo a esto, porque ninguna de las dos opciones es alentadora. Si la correcta es la primera, que la ministra ha expresado en voz alta un anhelo del gobierno al que pertenece, estamos ante una aspiración totalitaria realmente preocupante. Si es la segunda, tenemos al mando de un ministerio a una señora que no tiene ni idea de conceptos políticos y sociales extraordinariamente básicos y que desconoce varios de los artículos de nuestra constitución, que es la norma suprema. A una desubicada: sería a una cartera ministerial lo que Paloma Cuevas a los baños de una estación de autobuses.

Y estos son los asustaviejas de la «alerta fascismo», con una mano, mientras, con la otra, te colonizan las instituciones, se ventilan la separación de poderes y tiene imputado a casi toda la parentela de primer grado del líder y bajo sospecha a un número indecente de cargos. Pero, cuidado, que viene la ultraderecha. Decía el historiador Emilio Gentile, que de fascismos sabe un rato largo (bastante más que la ministra de vivienda sobre democracias), que el fascismo hoy no supone un peligro real, que el verdadero peligro hoy radica en los demócratas sin ideal democrático, que son aquellos que desvinculan el ideal democrático del método democrático. Esto da lugar a lo que él ha llamado «democracia actuante», que no es más que gobiernos elegidos democráticamente, legítimos en cuanto al método, se comportan de manera ajena al ideal democrático con el que deberían comprometerse. Así, concluyo, estaríamos ante una ministra actuante y, como tal, una amenaza real para nuestra democracia. Ojalá me equivoque y solo sea una desinformada y una inepta.

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