Perdigones de plata
Los zapatos de Trump
Un hombre vestido de traje impecable pero sin los zapatos protegiendo los pies cojea en cualquier rastro de elegancia. Un hombre muere con las botas puestas cuando las balas o las flechas silban en su derredor porque sólo bien plantado desde los zapatones se logra ... la dignidad rotunda requerida en esas situaciones dramáticas. Un hombre sin zapatos resulta cómico. Trump conoce la importancia de los zapatos, por eso, incluso en el trance del atentado y antes de levantar el puño exclamando «¡luchad, luchad!» con el rostro crispado por la rabia, en vez de preocuparse por su oreja desmochada y sanguinolenta, le dijo a los escoltas lo de «déjenme coger los zapatos». Sabe que un hombre sin zapatos no es sino caricatura perdedora, fracaso andante y derrota en ciernes.
Lo peor del verano, y conste que uno es de carácter veraniego, viene con la sobredosis de chanclas que adquieren la mugre que mana del asfalto del paseo marítimo. Y la estampa de los guiris que lucen sandalias con calcetín representa otra de esas agresiones visuales que nos pasman. Y dale con los calcetines blancos. Qué manía, la de esos turistas incapaces de adaptarse a las circunstancias. Cuando aprietan los calores sólo se admite la alpargata del labriego porque rezuma honradez, nobleza y sentido práctico. Alpargatas recias, con la suela de esparto y la ventilación asegurada para que los dedos respiren aire puro de campiña socarrada. Bush usaba camperas de modelo 'chúpame la punta' para vindicar su procedencia tejana. Y se las ponía tan pancho con el traje desafiando cualquier convención de rígido protocolo. Ignoro qué tipo de calzado gasta Trump, pero seguro que no son esos repugnantes zapatos con rejilla en el empeine ni tampoco esos botines de tacón cubano con los que zapateaba furioso Bambino y que sólo le quedaban bien a un genio como él. Desconozco, pues, qué modelo calza Trump. Pero desde luego los tiene bien puestos. Los zapatos, digo. «Déjenme coger los zapatos», masculló cuando casi le revientan la cabeza de un plomazo. La leche.
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