Hazte premium Hazte premium

PERDIGONES DE PLATA

El veneno de la vanidad

La extravagante, marciana y anabolizada carrera académica de la esposísima nunca tuvo ni pies ni cabeza

Aldama, una máquina

Bajistas profesionales

Ramón Palomar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La vanidad. Cuidado con el exceso de vanidad, con los aterciopelados halagos que la nutren, con los piropos que la vitaminan, con los cobistas profesionales que nos rodean porque su vocación traidora sólo trata de parasitarnos mientras acarician solícitos nuestro lomo. Todos los días interesa ... vigilar la vanidad del mismo modo en el que se controla el colesterol o cualquier otra dolencia que revolotea pertinaz. Para esquivar los subidones de vanidad conviene disponer de amigos genuinos que te apuñalan con las dolorosas verdades. La sinceridad, de acuerdo, en ocasiones está sobrevalorada. Decirle al prójimo que ha engordado destila sadismo, pero en otros casos sólo cuando nos explican la cruda realidad reaccionamos. Y si no reaccionamos, es que estamos perdidos y eso es una lástima.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación