Tarea de campo

Aquel puticlub dominó la provincia durante una década. Asomé el hocico en ese lupanar porque necesitaba información para una novela ('Sesenta kilos', en Grijalbo). Disponía, pues, de la coartada perfecta para saciar mi curiosidad. Sonaba el 'Simpathy For The Devil' de los Rolling Stones cuando atornillé los codos sobre la barra. Primero se me acercó una bella señorita: «Hola guapo, ¿quieres compañía?». Algo tartamudo contesté que no, que sólo estaba allí acompañando a un amigo. Las señoritas, todas preciosas y vestidas con menos ropa que la usada por la Monroe cuando el cumpleaños de JFK, te abordaban siempre con ese «hola guapo» que fertilizaba tu vanidad. Entendí el éxito de esos negocios: te hacen sentir guapísimo y puedes ligar, pagando, claro, con la que escojas. Éxito asegurado. A una que parecía la protagonista de una película de Russ Meyer le dije que no porque estaba muy cansado. «Pues vamos arriba y te relajo», replicó pizpireta. Tenían respuesta para todo y la tristeza se adueñaba de mi alma. A la media hora me largué con ganas de llorar. Por ellas, por sus vidas en constante alquiler y porque aquello resultaba falso, artificial. Sin misterio, la seducción desaparece. Según un estudio del Ministerio de Igualdad existen en España 114.576 prostitutas. Para conseguir la cifra exacta se han basado en IA y Big Data, que no sé muy bien qué es. Pero menos mal, por un momento temí que la tarea de campo se la habían encomendado a Tito Berni y otros de su pelaje.