Perdigones de plata
Sustancia, condumio y mejunje
Han superado el medio siglo y pisan de un fuerte que me encanta
La fariña y el whisky
Ricos de verdad
Cuando era un jovencito cargado de la pertinaz y picajosa estulticia que nos acompaña durante esa época, pensaba que, alcanzada la edad talluda, sería maravilloso lucir del brazo a una novia 25 años más joven que yo. Una muchacha jacarandosa a la cual vampirizar la ... juventud. Por suerte, ahora que vivo en trance viejuno, esta idea se me antoja espantosa, grotesca. Ojo, allá cada cual y máximo respeto hacia las parejas que lucen el abismo de la edad. Ellos contentos, yo contento. Pero no es lo mío. No podría. No me veo. No me gustaría. Acarrearía complejo de señor ridículo. Vamos, que no.
Esta sensación se acentuó cuando vi 'La sustancia'. Vaya por delante que desde la boba y oscarizada 'Parásitos' no me tragaba una película tan mema, tan boba, tan destinada a epatar a las almas impresionables de una manera facilona que simula hondura plastificada. Qué horror. Soporté sólo 40 minutos, y me costó aguantar. Uno aplica la norma del '40'. A un libro le concedo 40 páginas para que me atrape. A un largometraje, 40 minutos. Si no me engancha, a otra cosa, que no estamos para perder el tiempo. Sin embargo, el puntazo de 'La sustancia' viene con Demi Moore. Si pudiese elegir entre la madura Demi Moore y la joven turgente que la sustituye gracias al birlibirloque alquímico, me marcho genuflexo, bovino y obediente con Demi. De alguna manera asistimos al rotundo éxito de las mujeres de cierta edad que se conservan, sin duda gracias a la cirugía y al gimnasio, de una forma impresionante. Y viva la cirugía y el gimnasio. Encontramos en esta liga a Demi Moore y, cómo no, a Melania Trump, celebridades que nos trasladan al estado del ojiplatismo. Pero si nos fijamos, atraviesan por nuestras calles mujeres que han superado el medio siglo y que pisan de un fuerte que me encanta. Gastan tranquilidad de triunfadora, mirada de fauno estepario y ese reposado ademán que revela una vida profunda. Se me antojan mujeres con mayor sustancia, condumio y mejunje que el de las jovencitas. Y seguro que no te arrastran a bailar salsa.