Perdigones de plata
Rubiales con pelo
La foto del exgerifalte futbolero vale más con cierta pilosidad capilar que sin ella
La gran babucha
Un 'mil homes'
El abracadabrante universo de los coleccionistas ofrece perlas que, al menos, nos permiten abordar la grasienta actualidad desde otra perspectiva. Un cromo con el lustroso careto de Rubiales de cuando jugaba en el Levante UD se cotiza a 1.000 pavos. Nunca destacó como ... pelotero, quiero decir que jamás destiló el virtuosismo artístico de un Juanito, un Messi o un 'Mágico' González, mi favorito. Pero como está de moda, se anaboliza el precio de ese recuerdo. He trasteado, sin éxito, en el desván. Si hubiese descubierto un cromo de Rubiales, eso ayudaría a pagar la extorsión que sufrimos con los impuestos, pues ahora se me machihembran, verdadero fustazo, el trimestre y la Renta.
Y brota un matiz maravilloso con el cromo del señor del pico: especifican que se busca el cromo de «Rubiales con pelo». La foto del exgerifalte futbolero vale más con cierta pilosidad capilar que sin ella, acaso porque el mundo calvo, salvo excepciones como Yul Brinner, Sean Connery o Bruce Willis, siempre sufrió un sutil menosprecio por parte de una sociedad obsesionada con la imagen. De todas formas, no ha sido esta la única joya que nace en las trincheras coleccionistas. Un casete de chistes de Arévalo, recién fallecido, como quien dice, se paga a 500 pavos. De nuevo, he buceado en el arcón de las caspas porque esa cantidad no se me antoja en absoluto despreciable. Me han aparecido venerables cintas con chistes de Eugenio y de Don Pío, y también, restos de metalera juventud, cosas de Deep Purple y de AC/DC. Pero de Arévalo, nada, y eso que le traté en alguna ocasión. Si en los USA trafican con las bragas de la Monroe o el tacón de la bota que calzó John Wayne en 'Río Bravo', aquí seguimos haciendo gala de nuestra extravagancia hispana, a medio camino entre el brilli-brilli de Benidorm y la llantina de los concursantes de la telerrealidad. La verdad es que no sé si un país que goza con semejantes frikadas está definitivamente acabado, o si, en cambio, demuestra que todavía hay esperanza porque mantenemos el buen humor.
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