Hazte premium Hazte premium

Perdigones de plata

El remolino

Qué suerte crecer sin los dichosos telefonillos en mitad del veraneo asilvestrado

La España espontánea

Cosas raras

Ramón Palomar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Los de mi generación nunca agradeceremos lo suficiente haber crecido sin las pantallitas de sutil chisporroteo que te abducen hacia el vacío cósmico y el muermo sideral. El Júcar no era tan caudaloso como el Misisipi pero cumplía su papel de refrigerarnos con sus aguas ... durante los interminables veranos allá en el pueblo. Nos sentíamos como Tom Sawyer y Huck Finn cuando aquellas expediciones clandestinas mientras nuestros padres practicaban el arte de la siesta. Bajo un calor infernal, agarrábamos nuestras bicis, recorríamos 5 o 6 quilómetros, nos instalábamos en un recodo cariñoso gracias a la sombra de unos imponentes chopos y nos lanzábamos al agua.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación