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Perdigones de plata

La multa

Un Sánchez con la multa en la guantera penalizando su perfidia redondearía su biografía

Papagayos

El veneno de la vanidad

Ramón Palomar

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Recuerdo cuando viajábamos sin casco, sin cinturón de seguridad y con la tranquilidad de no pagar nunca las multas que la autoridad te enchufaba. En las zonas de juergas asilvestradas se aparcaba en tercera fila y tampoco estallaban mosqueos ante el amontonamiento de chatarras rodantes. ... Bastaba con dejar el vehículo en punto muerto. Al final de la noche igual aparecía en otra parte, allá lejos, pero siempre encontrabas el coche. Algunos conservaban las multas en la guantera piojosa como si fuesen las condecoraciones de un general ruso de los que gasta una bandeja verde por sombrero. Si la guantera se abría por un frenazo, vomitaba media tonelada de papel amarillento. Anda, las multas. Qué risa.

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