Perdigones de plata
Mover el culo
Nuestro idioma despliega su gloria con una variedad maravillosa de tacos
Sospechosos habituales
¿Pa' qué me invitas?
Y, por fin, hemos alcanzado el momento culo como máxima expresión, casi aromática y carnal, de cachetes desbocados que vindican el arrebato palpable de una política pactista contra natura. El culo, sí, el culo. El segundo canal, la puerta de atrás, la retambufa, el ojal, ... en fin… Llámelo como prefiera. Mejor culo, que no resulta pedante en su sencillez mofletuda de planta baja y tampoco ofende. La diputada Miriam, en realidad, nada ha inventado. Joaquín Missiego, recordaba ayer Rosa Belmonte, logró un exíto veraniego con una tontada bautizada como 'Mueve tu cucu'. La diputada de Junts fue más agresiva con un perdonavidas «muevan el culo» que, me huele, nace de las americanadas que tanto nos gustan. «¡Mueve el culo!», grita el sargento al soldado para que las balas no le perforen. «¡Bésame el culo, Inglaterra!», pronunció Jerry Lee Lewis cuando se marchó de aquella isla porque la prensa descubrió su matrimonio con una menor que, además, era su prima. Algo, por cierto, muy normal en el sur profundo de Faulkner.
Si tiramos del hilo, en España nadie añadía el 'puto' hasta que irrumpió Tarantino en nuestras vidas. Entonces todo fue «mi puto trabajo», «el puto jefe», «la puta comida» y tal y tal. Ese 'puto' no es sino traducción del 'fuck' que les sirve para todo. Nuestro idioma, mucho más fecundo que el inglés, despliega su gloria con una variedad maravillosa de tacos. Pero el pinchazo como de practicante antañón de la Nogueras nos ha sacudido por su impaciencia porculera y porque, en el fondo, acierta al promocionar el culo como epicentro simbólico de la actual situación que sufrimos. Algunos piensan con el culo, otros van de culo y también apuntan algunas mentes maliciosas que ciertos culos andan de saldo cuando se trata de mantenerse en el poder. Viniendo, por otra parte, de la tierra que aporta el 'caganer' para fortalecer la cultura popular, no era extraño que apareciese la zona donde la espalda pierde su nombre. A ver si al final han transformado España en un gran culo de destino en lo universal…
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