Perdigones de plata
Eviscerar la cartera
Entre bebida, fiambres y gasoil nos gastamos mil duros por barba
Profesionales del odio
Delon y el carisma
Hace unos 25 años zarpamos desde Jávea a bordo de un pequeño velero algo descascarillado que un amigacho había heredado de su familia en dirección a Formentera. Él poseía el título que le concedía el derecho a gobernar el cascarón, el trío de acompañantes ... no teníamos ni zorra idea de navegar. Ni siquiera podíamos mostrar galones de marineros de agua dulce. De madrugada fondeamos en una cala cercana a Formentera y nos hipnotizaron esas aguas cristalinas azul turquesa que sólo habíamos divisado en anuncios de ron y similares. Bailamos como monos ciegos de vermú ante el espectáculo.
Cada jornada fondeábamos en una cala distinta y buscábamos espacios donde no hubiese nadie y donde no nos contaminase, cuando caía la noche, la luz de algún chalé que polucionase la agreste pureza de los farallones. A veces lo conseguíamos. Nos acostábamos pronto y nos levantábamos cuando amanecía. Enchufábamos en el 'compact' algún clásico de Nino Bravo para inyectarnos optimismo y nos encajábamos una birra, el verdadero desayuno de los campeones. Vivíamos como zíngaros errantes pero sin su elegancia pues sólo vestíamos bañador desflecado. Ni nos duchábamos ni nos lavábamos la cabellera, ¿para qué? Aquello adquirió contorno de viaje interior asilvestrado, de experiencia inolvidable, de aventura bendecida por Ulises, Juan de la Cosa y el capitán Ahab. Un par de compañeros bajaron a tierra una vez para repostar alimentos. Pero salvo ese paréntesis, flotábamos sin hablar con nadie. Logramos bronceado rudo y nos gustaba creer que rozábamos la silueta del lobo de mar, así de gilipollas éramos porque del nudo zapatilla no pasamos por mucho que el patrón intentase enseñarnos otros. Entre bebida, fiambres y gasoil nos gastamos mil duros por barba durante ocho días. Ayer me encontré a otro amigo recién llegado de Formentera. Una 'guarripizza', una caña y un postre le costó 60 euros. Me chivó que había menos gente en Formentera y en Ibiza que en años anteriores. Lógico, a nadie le place que le evisceren la cartera de forma tan científica.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete