El PSOE tendrá que retratarse

Editorial ABC

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11/09/2023
Actualizado a las 21:13h.

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El Partido Popular, por primera vez desde que se celebraran las elecciones del pasado 23J, ha cambiado su estrategia. En lugar de reivindicarse ganador de los comicios, Alberto Núñez Feijóo ha pasado a proyectarse como líder de la oposición ante la Junta Directiva Nacional de su partido. Se abre así a la posibilidad de no gobernar ahora pero sí sentar las bases que le permitan hacerlo en un futuro próximo. Salvo que acontezca un improbable cambio de guion, y ante la imposibilidad de sumar los apoyos necesarios para garantizar su investidura, Feijóo ha presentado una hoja de ruta que aspira a desgastar desde ahora al Partido Socialista por la tramitación de la ley de amnistía para Puigdemont. El líder del PP ha vuelto a escoger la igualdad entre españoles como lema principal de su discurso y ha anunciado que derivará la responsabilidad de las concesiones al independentismo a todos los socialistas que ostenten un cargo público. Para ello, el PP hará valer su peso territorial y llevará a todos los parlamentos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos, mociones que obliguen a cada socialista a fijar posición con respecto a una ley que exoneraría de toda responsabilidad jurídica a los imputados por el 'procés' y que liquidaría, de facto, el ordenamiento jurídico que hizo posibles esos legítimos procesos judiciales. De este modo, no habrá ningún cargo del PSOE, por lo tanto, que pueda eludir su participación en el desmantelamiento del orden constitucional.

En demasiadas ocasiones, la responsabilidad de las concesiones de Sánchez al independentismo se ha circunscrito, en exclusiva, al propio presidente del Gobierno. Ese personalismo, coherente con el liderazgo hiperjerárquico que Sánchez ha impuesto en su partido al desactivar todos los contrapesos y contextos de deliberación, tiende a relativizar la importancia que en este proceso de negociación tienen todos los cargos públicos y orgánicos del Partido Socialista. A nadie se le oculta que una eventual tramitación de la ley de amnistía requerirá, por lo pronto, el voto afirmativo de los 122 diputados del PSOE. El plan de los populares pasa, ahora, por extender esa responsabilidad entre todos los socialistas.

Este cambio en la estrategia de Feijóo es realista y, sobre todo, compromete de forma transversal a todo el PSOE. Si, finalmente, Sánchez acepta convertir el Estado de derecho en una moneda de cambio para facilitar su propia investidura, el Partido Popular con este gesto abrirá en cada asamblea territorial una oportunidad para un disenso improbable pero posible. Nadie en el Partido Socialista podrá mirar hacia otro lado y barones críticos como García-Page e innumerables alcaldes y concejales tendrán que rendir cuentas ante sus votantes y expresar su conformidad o su repulsa con respecto a la quiebra de la igualdad entre españoles.

El anuncio de Feijóo tuvo lugar el mismo día en el que ERC y Junts, socios potenciales de un eventual gobierno, paseaban sus diferencias en la Diada y mostraban la insaciable voracidad del independentismo. Los separatistas no esconden sus intenciones e incluso antes de que se haya concedido la amnistía ya anuncian que su ambición no se detendrá hasta garantizar que se celebre un referéndum que conduzca a la independencia. Si el PSOE cede ante el chantaje separatista ya no quedará distinción posible entre un socialismo responsable y un partido entregado al dictado de Sánchez. Todos y cada uno de los socialistas que ostenten alguna responsabilidad política se verán en la obligación de expresar su posición y tendrán que responder, en un futuro inmediato, ante su propio electorado.