Hazte premium Hazte premium

pincho de tortilla y caña

El Principito

Ese elogio a la vida sin prisa me ha sido de gran utilidad para sobrevivir en un mundo obsesionado por la velocidad

Luto en Dragolandia (12/4/23)

El Cristo de la supervivencia (6/4/23)

Luis Herrero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Debía tener catorce o quince años cuando una persona mayor me preguntó cuál era el libro que más me había gustado de todos los que había leído hasta ese momento. Le dije que 'El Principito' y él me miró de arriba abajo con tal cara de decepción ... que mis mejillas enrojecieron de vergüenza. No creo que mi interlocutor hubiera podido exhibir un gesto de mayor desencanto si yo hubiera citado el título de un tebeo. Al principio deseé hacerme pequeño y disolverme como una burbuja, pero luego, espoleado por el orgullo, pensé que estaba ante uno de esos adultos majaderos que no han aprendido a distinguir un sombrero de una boa que acaba de zamparse a un elefante y le devolví una mirada de desprecio que superó con creces a la suya. Saint-Exupéry tenía razón: los adultos son seres extraños –y yo añadí en mi pensamiento que habitualmente estúpidos–, incapaces de entender las cosas importantes. El recuerdo me ha venido a la memoria porque hace dos semanas se cumplió el ochenta aniversario de la primera edición de ese pequeño gran libro, que por cierto sigue vendiendo cinco millones de ejemplares al año y es el segundo más traducido del mundo, después de La Biblia. Digo yo que algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación