tiempo recobrado
Que elijan los jueces
Que los nombramientos en los altos tribunales son sopesados en función de la filiación ideológica de los jueces es un hecho indiscutible
La nostalgia ya no es lo que era
Un mal día para la Justicia
Corrían los tiempos en los que Alfonso Guerra advertía de que quien se moviese no iba a salir en la foto cuando el PSOE, con mayoría absoluta, decidió reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial. El cambio legislativo consistía en que, a partir de ese ... momento, los doce jueces del CGPJ serían elegidos por los partidos y no por la magistratura. El Constitucional convalidó la iniciativa aun expresando que no le gustaba.
Tras más de cinco años de bloqueo en la renovación, la portavoz de la Ejecutiva socialista sugirió ayer que el acuerdo puede estar cerca. No sería la primera vez que esas expectativas se ven defraudadas porque ni el PP ni el PSOE tienen incentivos para resolver el entuerto. A Sánchez le interesa seguir acusando a Feijóo de incumplir un mandato constitucional, mientras que a Feijóo le fortalece en su partido mostrar una posición de intransigencia frente a un líder que ha faltado tantas veces a sus compromisos.
Creo que los dos tienen razón y, al mismo tiempo no la tienen, porque es tan imperativo proceder a la renovación del CGPJ como cambiar el método de elección de los jueces. El actual sistema está viciado. La prueba es que, desde 1985, casi todas las votaciones en el órgano de gobierno de la magistratura han reproducido de forma mimética la relación de fuerzas en el Parlamento. Dicho con otras palabras, los vocales designados por uno y otro han mostrado una ciega obediencia a sus mentores.
Que el CGPJ está politizado es una evidencia, que los nombramientos en los altos tribunales son sopesados en función de la filiación ideológica de los jueces es otro hecho indiscutible, y que los partidos designan a sus miembros en función de cuotas que se reparten arbitrariamente es también otra verdad innegable. Todo ello no ha hecho más que aumentar el descrédito de la Justicia, por lo menos en sus niveles más altos.
Sólo hay una forma de salir de este 'impassse': la elección de los vocales del CGPJ por los propios jueces. Y esta elección debería realizarse de forma directa y por votación secreta, sin más condición que el mero ejercicio de la magistratura. Cada toga, un voto.
El PSOE se opone a este sistema con el argumento de que es corporativo, lo cual no deja ser una falacia porque lo lógico es que la representación de los jueces sea decidida por los propios jueces y no por los partidos, que no son la expresión de la soberanía nacional, como se suele decir.
Basta ya de negociaciones bilaterales y sin transparencia para elegir a los vocales del CGPJ. Basta de adulterar el espíritu de la ley para intercambiar cromos. Y basta de utilizar la discrecionalidad para promocionar a quienes creen que van a poder manejar. Los tribunales no pueden ser un instrumento del poder político. Por ello, la solución más justa y racional es que elijan los jueces.
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