RENGLONES TORCIDOS
Prohibido rezar
La religión católica tiene una visión más profunda y sutil de lo que somos
Menudo país vamos a dejar a los musulmanes (23/11/23)
¿Cuál será tu consuelo? (17/11/23)
Recuerdo de mis años de universitaria el tratar de penetrar en el modo de ver las cosas de los independentistas catalanes. Les presuponía cierto tipo de racionalidad, al menos empatía, por eso les planteé un día la siguiente cuestión: «Escucha, si os molesta que ... el resto de españoles afirme que creéis en la existencia de una nación catalana sólo por desconocimiento y manipulación, ¿por qué hacéis lo mismo con los valencianos? ¿Por qué nos llamáis catalanes, cuando muchos nos sabemos valencianos y españoles?» Me quedé a cuadros al escucharlos afirmar que el problema radicaba en que éramos ignorantes y estábamos manipulados por el 'Estado español'. Necesitábamos ser reeducados, abrir los ojos a la realidad. Punto positivo para los independentistas, eso de la posverdad se las trae al pairo. Al menos sobre una creencia firme se puede debatir, aunque sea equivocada: queda siempre la esperanza de poder demostrar su falsedad.
Muchos desconocen que el paradigma de la posverdad fue propiciado por el miedo a las ideas firmes, consistentes. Tras la experiencia de los distintos totalitarismos, referentes intelectuales de una y otra inclinación política pensaron que un mundo en el que cada persona se aislara en sus fantasías individuales, en sus creencias particulares, sin interferir con las de los demás, sería la solución perfecta para evitar los desastres de principios de siglo XX: «las creencias fuertes y compartidas traen guerras, eliminemos lo firme y lo comunitario». Pim, pam, pum, bocadillo de atún. Arreglao. Estos adanistas se pasaron por el forro sus clases de antropología, sociología, filosofía política e historia. Para que digan que las humanidades no sirven para nada.
Las creencias siempre, siempre, son compartidas. Somos 'zoon politikon', animales social y políticamente organizados, que diría Aristóteles. Y las creencias no son un compartimento más de los que configuran nuestra vida: nos regimos por ellas, consciente o inconscientemente. Sí, también los ateos. Sí, también rigen la configuración política, aunque muchos dizque liberales crean ingenuamente que nuestro sistema surge de la nada, que es mero utilitarismo aséptico sin ninguna base antropológica e ideológica. Creen firmemente que en las democracias liberales cabe cualquiera que respete el principio de no agresión. ¡Ojalá mi fe en Dios fuera tan contundente y confiada! Me consuela, al menos, saber que la religión católica tiene una visión mucho más profunda y sutil de lo que somos. Por eso, entre otras cosas, mi fe no obliga a nadie, sólo invita. La fe liberalusca ve que sus ideas empiezan a hacer agua por todos lados, y necesita cercenar cada vez más la libertad que tanto dice amar. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea acaba de avalar que se pueda vetar el uso de símbolos religiosos en el lugar de trabajo, incluyendo crucifijos. El martes la policía multó al organizador del rezo del rosario en la Parroquia del Inmaculado Corazón de María en la calle Ferraz. Pidamos a la Inmaculada, patrona de España, que abra los ojos a quien todavía no sabe ver hacia dónde nos dirigimos. Amén.
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