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renglones torcidos

La fragilidad de los buenos

Lo mejor de la civilización se está yendo por el retrete por confundirlo con un moralismo desconcertante

Dar tu vida, dar tu sangre (12/10/23)

Apología del gañán (5/10/23)

Mariona Gumpert

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Me disgusta la clasificación maniquea entre buenos y malos, quizá porque soy católica. El sacramento de la confesión –cuando consigo ser honesta conmigo misma– me ayuda a darme cuenta del mal actual y potencial que en mí habita. Asimismo, la Iglesia enseña que no hay ... personas buenas y malas, sino acciones buenas y malas: se odia el pecado, se ama al pecador. La primera persona en entrar al Paraíso –San Dimas, el buen ladrón– fue un condenado a muerte a quien le bastó reconocer el mal dentro de sí. El problema es que la sociedad occidental ha olvidado aquello de «mi Reino no es de este mundo» y la discusión ardiente sobre la teoría de las dos espadas –la espiritual y la terrenal, y cuál debía prevalecer en este mundo–. Un cristianismo sin Dios, sin milenios de tradición, filosofía y teología desembocó en el buenismo moralista supuestamente liberal que nos ha metido en serios problemas de difícil solución.

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