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Sopas de ajo para 2024
No cambiamos: cada generación ha de volver a descubrir la pólvora por sí misma
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La sopa de ajo es un plato sublime que se elabora con ingredientes sencillos. A lo mejor a ustedes se les ocurre otra, pero para mí no hay definición mejor de felicidad. Hasta Harvard concluyó algo parecido. Tras más de 80 años estudiando a 700 ... hombres –eran aquellos tiempos– sentenció que ni la fama ni el dinero, sino las buenas relaciones sociales eran lo que daban a nuestra vida una mayor plenitud y alegría. Prueben el ejercicio de recordar sus inolvidables momentos de este viaje. Al borde de la muerte, don Fabrizio lo hace en 'El Gatopardo'. Le salen un puñado de ratos en toda su existencia: algunas semanas en pareja, la llegada al mundo de un hijo, buenas conversaciones y horas dedicadas al estudio… Son todo momentos sencillos que calientan y consuelan el alma, como una deliciosa sopa castellana. Por eso, mi objetivo de cada nuevo año es tomarme, al menos, las mismas que el año anterior.
Los 'milennials' están un poco en lo mismo. Al parecer se ha puesto de moda entre ellos mandarse memes de sopa para aplacar ansiedades. No cambiamos: cada generación ha de volver a descubrir la pólvora por sí misma. Si probaran la que hace Paloma Garabito en La Mudarra… La suya es especial y puntúa doble en el libro de cuentas de la vida porque es caldo y es social. Luego, como ocurre con la felicidad, es clave que cada cual sepa disfrutarla. Para eso es básico no olvidar que hay que tomarla caliente –atención: se enfría bastante rápido–. También que es finita y que, aunque dé para repetir en el momento, cuando se acabe habrá que volver a preparar otra. No la he visto en los 'bricks' del súper. Así que hay que ponerle trabajo casero y dedicación minuciosa, porque cocinar esta sopa requiere experiencia y buena mano. Con el humilde pan y sus tiempos. O del honesto ajo que no engaña a nadie. Ya saben de sus peligros y delicadezas.
Por eso es un tesoro. Uno que no todo el mundo sabe apreciar. Le pasó a Victoria Beckham. No cuando supuestamente afirmó que España olía a ajo, sino cuando negó haberlo dicho. Alejandro Dumas, por el contrario, se dejó conquistar por la sopa de ajo y quiso llevarse la receta a Francia. Se olvidó del pimentón y del aceite de oliva. La importancia de tener en mente todos los ingredientes.
Yo les deseo a ustedes también muchas sopas de ajo para este 2024. Sobre todo en casa y con sus amigos. Veo más difícil que las compartamos a nivel nacional. No porque no dispongamos de los ingredientes. Sino porque algunos cocineros institucionales han venido a reinventar la sopa española. A solidificarla, esferificarla o descomponerla. La original les resulta una receta viejuna. Pero los experimentos osados con aires de grandeza no van bien a algunos platos clásicos. Luego se repiten y las digestiones se complican. Y esto lo saben hasta los millennials: las cosas no se curan con memes.
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