tiro al aire
Profe, ¿educación va con hache o sin hache?
¿Creatividad lingüística? Buena excusa para una falta de ortografía. ¿Capacidad crítica? Ojo, que para eso es necesario saber cositas de memoria
Amnistiaréis, pero no convenceréis
Objetos perdidos
En el relato de ficción infinita al que nos tiene acostumbrados este Gobierno se acaba de escribir un capítulo que a los obreros de la palabra nos parece un regalo. Las faltas de ortografía van a restar nota en el examen de acceso a la Universidad ... . Hasta un 10% dice el borrador para un nuevo real decreto. Y en toda España. Oh, han abierto los ojos, aplaudimos como reacción innata. No hay que renunciar al placer efímero de la primera impresión. Otra cosa es dejarse embaucar por él.
Tras el breve aplauso, primera pregunta. ¿No se hacía antes? ¿En qué momento enterramos el 'tres faltas, un suspenso'? ¿De dónde vengo, yo? Empiezan las dudas y sólo veo enunciados inconexos. Este Gobierno antipunitivista, propone, de repente, una medida igualitaria y homogénea que castiga el fallo o el despiste. Perdonen las sospechas. ¿Amnistiamos cárcel y penamos la falta de hache? Gato encerrado.
Vuelvo a las noticias del nuevo examen para entrar a la Universidad y como habla de creatividad y capacidad crítica intento aplicarlas. ¿Creatividad lingüística? Buena excusa para una falta de ortografía. ¿Capacidad crítica? Ojo, que para eso es necesario saber cositas de memoria, es decir, recordar. Eso que ahora está 'demodé'. Como soy de la vieja escuela, puedo recordar y recuerdo y seguro que ustedes también que el PP, en la mayor demostración de poder que ha hecho esta legislatura, anunció que las comunidades azules –11, el 70% del país– iban a unificar criterios de su examen de entrada a la Universidad. Salieron algunos rectores, el Gobierno y otras voces más: «No se puede». Como si hacerlo dependiera del clima o de un país extranjero. ¿En qué quedamos, ahora 'sí se puede'?
Aun así, ese 10% no va a servir para que los chicos, de media, salgan más preparados. No mientras sigamos manteniendo un sistema que convierte a los profesores en robots escupe normativa. Programados milimétricamente con contenidos medidos, con todo estipulado, con cero libertad.
Con un mínimo de cuidado cualquiera redacta un texto sin faltas. Basta con poner frases sencillas, básicas. No utilizar palabras rebuscadas. No jugar con el lenguaje. No moverse de lo mínimo.
De niños, cuando 'tres faltas, un suspenso', y 'tres suspensos, repetición de curso', si dudábamos de si burro iba con b o con v, escribíamos asno y con el sinónimo solventábamos la papeleta. La lengua también tiene sus herramientas. Pero para eso hay que trabajarla y repetirla, es decir, leerla. Cuando has leído cientos de veces cómo se escribe una palabra y la has escrito otras tantas, la dominas. Parece sin querer, pero es queriendo. Memoria pura. Sostiene Jaume Plensa que las letras son las células del pensamiento. Ergo, al dominarlas a ellas, las letras, aprendemos a dominar nuestro pensamiento. Los políticos también lo saben.
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