TIRO AL AIRE
Gobernadores en vez de barones
Lo de quitar a quien no te gana elecciones me parece de mucha coherencia. No están aquí para sostener a candidatos que no triunfan
El sermón de la Puerta del Sol
El Uno
Este año me he propuesto criticar menos. Es un objetivo algo osado cuando una firma columnas de opinión pero he ser fiel a mis propósitos. Criticar menos es muy genérico y por eso en el desglose de mis aspiraciones se especifica no criticar tanto al ... presidente del Gobierno. Normalmente soy muy optimista, pero aquí reconozco que, llevando yo en la nómina lo de criticar, y Pedro Sánchez en el cargo lo de ser criticado, las buenas intenciones me van durar menos que una dieta estricta sin azúcar cuando aún tienes el armario lleno de turrones. Sin embargo, el destino se ha puesto de mi parte y los primeros movimientos de Pedro Sánchez en este 2025 están siendo muy correctos.
Lo de quitar a quien no te gana elecciones me parece de mucha coherencia. Los partidos no son ONG. No están aquí para sostener a candidatos que no triunfan en las urnas. De Castilla y León a Andalucía, pasando por las comunidades que pillan entre medias. Si encima son un poco críticos con quien lleva el partido, dos pájaros de un tiro. Lo digo como elogio. El buenismo queda muy pintón en los eslóganes pero gobernar es otra cosa. Gobernar es conquistar y aprovechar al máximo tus recursos. Y tus ministros lo son. Humanos, sí, pero recursos. Mandarlos como candidatos a comunidades autónomas es una estrategia electoral más. ¿Acertada? ¿Por qué no? Total, en este país, los políticos tienen libertad de circulación administrativa. Ocurre que, salvo excepciones –Esperanza Aguirre, Montilla, Griñán…–, estamos acostumbrados a que sus carreras se desarrollen en un único sentido: de lo local o lo regional hacia lo nacional. Quitando Bruselas, donde los partidos igual mandan mirlos blancos que elefantes jubilados, es lo que solemos ver.
Sánchez, sin embargo, le ha visto el lado positivo a revertir el movimiento. Ahora parece que quiere lanzar a María Jesús Montero como candidata en Andalucía. Para él es perfecto: aunque Montero perdiera, él ganaría. Enviar a las elecciones autonómicas a un ministro –elegido a dedo por el presidente– es mandar a un subordinado. Un traslado laboral. Un exministro no es un barón –¿o acaso lo es Salvador Illa?–.
Así, Sánchez está dando un gran ejemplo de brillante y astuta gestión. No sólo para él. También para la gestión del Estado. Ha tomado una senda que permite un mejor funcionamiento de la administración: la de la centralidad. Con estas decisiones reconoce, de forma implícita, que no le va tanta descentralización. Muchos ciudadanos, como él, están cansados de duplicidades y triplicidades administrativas. ¿A qué tanta independencia y tanta competencia cedida? ¿A qué tantas primarias y tantas elecciones? Viendo a este Sánchez no se descarta que prefiriese designar Gobernadores desde Madrid. Y con esto igual se entiende mejor lo de tanta extraña conmemoración. Pero hoy no venía yo a criticar...
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