tiro al aire
«Ábalos, no eres tú, soy yo!»
Sobre el papel, el PSOE pierde un diputado. Si además gana un enemigo, no va a ser un enemigo cualquiera
Sánchez, el suelo es lava y TVE más
Avistamiento de socialistas en España
En las últimas horas hemos comprobado que en el PSOE de Sánchez no queda nada del PSOE anterior. El partido, hasta ahora, nunca había dejado tirado a uno de los suyos ante una investigación. De Vera y Barrionuevo a los ERE de Griñán y Chaves, un socialista siempre defendía a otro socialista ... . Por mucho caso judicial que lo acorralara, un socialista nunca vendía a otro socialista en público –en privado, como en todas las casas–.
El PSOE respetaba investigaciones y condenas, sí, pero no las compartía y así lo hacía saber al mundo. Tal hermanamiento –en ocasiones envidiado por imputados de otros partidos– ha quedado hecho añicos por la nueva estructura jerárquica implantada por Sánchez. Los socialistas ya no son iguales entre ellos, ya no son una familia de pares, sino que hay niveles, y ya saben quién está en la cúspide de la pirámide. El hombre que está arriba es al que siempre hay que defender, aunque eso suponga no hacerlo con el resto.
El PSOE le ha pedido a José Luis Ábalos que se vaya sin investigación ni imputación alguna sobre sus hombros. La tiene cerca, pero no encima. Y al diputado se le ha roto el corazón. Ya no reconoce a su partido. Él mismo nos ha contado la ruptura, que es abandono, en vivo y en directo. Antes de Ábalos, no había visto a nadie relatar con tal elegancia y entereza el final abrupto de una historia de amor. Pero ya sabíamos que él es un amante que no se esconde, que lo da todo. Nunca tapó lo suyo por Sánchez, que era compromiso por las siglas, ha dicho. Pero el partido del que Ábalos se enamoró, al que le dedicó su vida, ya no existe. «No eres tú, soy yo», le ha dicho el nuevo PSOE al exministro.
Ábalos lo ha comprobado en sus carnes. No ha contado estos días ni «con el beneficio del compañerismo», ni «con el respaldo de la dirección de su partido como tantas otras veces». Convertido en el primer socialista abandonado por su partido ante posible causa judicial, se siente solo e injustamente tratado, sacrificado y cancelado. Entre el 'wokismo' y la primera fase del desamor.
De adolescentes, siempre que nos contábamos entre lágrimas rupturas traumáticas –quien deja no las califica así– recibíamos el mismo consejo. Lo daba la amiga que más sabía de corazón, por algo hoy es cardióloga: «Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia», decía, intentando calmar irrefrenables ansias de venganza. Pero, ¿quién escucha consejos cuando se ve traicionado en lo más profundo?
El diputado herido ha dicho que no se va a rendir y que aprovechará todo lo que está en su mano para ello. Esa capacidad suya de lucha y supervivencia la conoce bien Sánchez. Porque se ha beneficiado de ella. Sobre el papel, el PSOE pierde un diputado. Si además gana un enemigo, no va a ser un enemigo cualquiera. Y además, en esto, el partido, no tiene experiencia.
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