el retranqueo
Es tu muro
Si Conde-Pumpido se mancha la toga con barro del camino, es democracia. Si lo hace Castellón, es fascismo
El sistema ya no aguanta (23/1/24)
Alguien debería dejar de hacerlo (16/1/24)
Pues hombre, sí, bromas las justas. Hagamos un ejercicio de simulación, una abstracción momentánea, un alarde de imaginación. Supongamos que el PSOE tiene razón y que el juez García Castellón interfiere en decisiones políticas, que con sus injerencias invade al Parlamento, y que está ... obsesionado con pasar a la historia destrozando toda esa palanca de convivencia pacífica, justa, solidaria y plenamente constitucional que es la amnistía. Imaginemos que sí, que prevarica, que es un antisanchista militante, y que a sabiendas dicta autos injustos. Imaginemos que el juez Joaquín Aguirre es un facha de cuerpo entero, un fascista con toga, un ilusionista que fantasea con Puigdemont rodeado de mafiosos rusos por orden de Putin, ofreciéndole criptomonedas y un ejército para una Cataluña libre. Pensemos que sus indicios son solo una coartada vengativa contra el bueno de Sánchez. Creamos que todo esto es cierto, que son jueces obsesionados, ¡oh!, con eso prohibido de 'hacer política'. Sostengamos, y ya es mucho sostener, que el PSOE dice la verdad y que hay una conjura premeditada de facciosos y golpistas con puñetas que boicotean el sistema solo para hurtar al sanchismo la mayoría parlamentaria.
Si fuese creíble, y lo es para los que piensan, hablan y escriben hoy de manera radicalmente opuesta a lo que pensaban, hablaban y escribían antes del 23 de julio, si fuese creíble, digo, cabe preguntarse en qué se diferencian García Castellón o Aguirre, por ejemplo, de aquel Conde-Pumpido que siendo fiscal general con Zapatero jaleaba la conveniencia de que el juez se adapte a la realidad política con sus resoluciones hasta mancharse la toga con el polvo del camino. Lo afirmaba como garante de la legalidad, para justificar y legitimar una negociación opaca del PSOE con ETA, la legalización de Bildu o Sortu, o para infravalorar un chivatazo a terroristas desde Interior.
Si, como sostiene el PSOE, los jueces deben abstenerse de 'hacer política', ¿por qué amarra el control del TC con magistrados que han trabajado a las órdenes de Bolaños o siendo ministros? Moraleja del sanchismo: los jueces no pueden hacer de políticos, pero los políticos, sí de jueces. La diferencia es sustancial, puramente ideológica y filtrada por el embudo obsceno de lo selectivo y la conveniencia. Si el barro es de Pumpido, la mancha es libertad, un servicio público a la democracia, un gesto de independencia por la concordia, una superación de viejos odios, un ejercicio ejemplar con vocación de bien común. Si el barro es de García-Castellón, de Aguirre o del Supremo, entonces todo es fango franquista, una dictadura de togas usurpando al legislador su inmaculada función, y traición de cloaca para suplantar la soberanía nacional.
Salgamos de la abstracción sin aceptar una premisa tan sectaria como la del PSOE. La suya es una elaboración argumental tan burda y débil, tan ofensiva para la separación de poderes y la igualdad, que sólo deja lugar a preguntarse ahora qué fábula-relato inventará Sánchez, humillada su amnistía, para justificar que tras la farsa del terrorismo 'humano', cuqui y sensiblón, la UE aceptará sin pestañear el terror duro como animal de compañía. ¿Valdrá que un herido no es un muerto? ¿O que el charco de sangre era pequeño? Bromas, las justas. Y polvos y barros, ni uno. Es tu muro, joder. Lo que has creado.
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