el retranqueo
No sé qué decirte, ministro
No te culpo ni siquiera por esa frialdad. Es solo que tu trabajo ha terminado
Esto ya lo hemos vivido
Es tu muro
En frío, que han pasado unos días y las emociones se calibran con otra mesura. ¿En serio, Marlaska? ¿En serio no te das cuenta? Sé que es retórico preguntar por la dignidad en estos tiempos en los que el poder se insonoriza, se aísla ... y se protege. Aguanta, Fernando, aguanta. Pero hombre, dónde quedó la dignidad de aquel juez con toga insobornable. Dónde arrumbas la entidad de lo humano. ¿No te sientes rechazado? ¿De verdad lo artificial del poder, la película mental del ala oeste y esas estupideces te han hecho tan insensible? Me pongo en tu lugar en el funeral donde una viuda de ojos amargos te mandó a hacer puñetas, e imagino el papelón. Un trago sentir tanto desprecio ajeno, una muesca más en tus ojeras, ministro, un escalofrío que te paraliza. Decir a alguien que sobra, que no lo quieren ni ver, que se vaya. Pero me pongo más en el lugar de esa madre de dos niños, y me pongo en sus noches huérfanas, y no te entiendo. Porque en realidad no soy capaz de ponerme en su lugar. No concibo tus tragaderas. Ni tus medias verdades. Ni tu aplomo impostado, casi cobarde. He estado en tanatorios en los que han echado al jefe cínico a empujones. Porque las caras desencajadas no pueden ser negociables. Y es desagradable. Pero tú ya, sin empatía, no te miras en el espejo en que sí se pueden mirar los héroes.
Es lastimoso. No conozco a esos niños. Ni a esa viuda. Pero, Dios, cómo intento comprenderles. En caliente y en frío. ¿De verdad el poder crea esa coraza sensiblera de segunda mano? No digo que lo finjas. Duele, claro. Pero tú cierras los ojos, te ajustas la corbata y dices «no dimito». Nunca ves llegado el momento de decir basta, mi estómago no soporta más. No es un deseo oportunista de la fachosfera para que te vayas de una vez. Es solo una mirada a tu ética, una retrospectiva de tu insolvencia. ¿No te das cuenta, hombre? Que no lo haces bien. Que te rechazan. Que te equivocas. Que te embebes en gilipolleces, que vas diciendo que la amnistía es constitucional, que te crees tus mentiras como si fuese un juego. Y dirás que no te comprendemos. Sé que lo sientes. Como yo. Como Barbate. Como España. Pero sobras. Que les das unas lanchas de juguete, unos dinguis de recreo. Que la fiscal es una valiente y tú….
Te diré algo que sabes y yo no sabía. Luchan en inferioridad. Pensaba que el Estado era superior, que nadie se chotea, y menos unos narcos en busca de risas y venganza. Los vídeos nos avergüenzan a todos. Bueno, no. Ensalzan a unos tíos con dos huevos al descubierto, sin la protección que deberían tener mientras tú juegas a las conspiraciones. No es por señalarte, que eso es de fachas. Sino por incompetente, por arrastrar tu toga por el fango bajo las narcolanchas. Envías emisarios a sugerir que OCON-Sur se disolvió por corruptelas y crees que bastará con sacrificar a un par de subordinados. Si no es por conciencia, que sea por negligencia. Pero es que si lo mides con objetividad, ya no merece la pena seguir adelante con esa mirada de pobre incomprendido porque ninguno conocemos de la soledad y dureza de tu despacho. No te culpo. Ni te echo en cara tanta frialdad. Es solo que tu trabajo ya lo debe hacer otro.