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EL RETRANQUEO

Cincuenta cosas que sí se rompen

Se rompe la ética pública. Se rompe el cimiento de la lealtad. Se rompe la certeza de que el Estado protege

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Manuel Marín

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Piensa Illa que «no hay que tener miedo a la amnistía porque no se rompe nada». Sí hay cosas que se rompen. Se rompe la legitimidad del Estado frente a una agresión al núcleo de la democracia. Se rompe la interpretación lógica de las ... normas. Se rompen la carga de la prueba y los hechos probados. Se rompe la palabra del Jefe del Estado. Se rompe la inercia con que los poderes castigan los abusos en lugar de premiarlos. Se rompe la coherencia de un partido que prometió que Puigdemont sería detenido, que era rebelión, que había que aplicar el 155. Se rompe la confianza en el sistema. Se rompen la normalidad, el curso de la historia, la estética de la pluralidad, la pureza de la ejemplaridad. Se rompe la convivencia con los catalanes que no se rinden a la dictadura del pensamiento único. Se rompe la expectativa de una esperanza. Se rompe la credibilidad de los escaños. Se rompe la textualidad que el presidente impuso en la exposición de motivos de unos indultos que ahora jalea como un éxito cancelador de los tribunales. Allí escribía el Gobierno que los indultos no son una amnistía… imposible en nuestro ordenamiento. Se rompe la palabra dada. Se rompe la moral de la nación. Se rompe la ética pública. Se rompe el cimiento de la lealtad. Se rompe la certeza de que el Estado protege. Se rompe la igualdad de todos ante la ley. Se rompe la solidaridad entre regiones. Se rompe la Declaración de Granada del propio PSOE. Se rompe Patxi López preguntando a Sánchez si sabe qué es una nación. Se rompe la porcelana de la cuestión común. Se rompe un modelo de partido con vocación nacional. Se rompe la decencia del discurso. Se rompen los baremos de la justicia económica y la paciencia de quienes han empezado a pensar que sí, que se marchen, que se descuelguen de una vez. Se rompen la autonomía de la fiscalía y la entereza de magistrados del TC con togas manchadas de barro. Se rompen valores a cambio de siete escaños. Se rompe la relevancia de los símbolos y la simbología de la relevancia. Se rompe la estructura de la Transición, la brújula del 78, una filosofía de vida, un modelo exitoso. Se rompe el progreso para una retroacción de dos siglos. Se rompe la persecución del delito. Se rompe la clave de bóveda contra la impunidad. Se rompen el 'Abrazo' de Genovés y los ceniceros de los padres de la Constitución. Se rompe la cristalera de la historia. Se rompe la cápsula que humillaría al Estado por tener que pedir perdón. Se rompe el concepto del perdón. Se rompe la cadena de la soberanía. Se rompe la determinación de un pueblo para que otro se autodetermine. Se rompe la congruencia del socialismo. Se rompe el cariño de Cataluña. Se rompe el cariño a Cataluña. Se rompe la red de seguridad contra declaraciones unilaterales de independencia. Se rompe la evidencia de que España no necesita relatores. Se rompe el corsé contra un régimen de privilegios y agravios. Se rompe el dogma de la democracia real. Se rompe la línea de resistencia. Se rompe la verdad, no su verdad. Claro que hay roturas. Otra cosa es que Illa no les tenga miedo.

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