La dorada tribu
Manolo, que fue leyenda con raqueta
Algunos hijos, más el círculo amigo, denuncian que su viuda, Claudia, está descuidando la herencia del marido famoso, que incluye el club de tenis con su nombre
Serrat es Serrat

Manolo Santana, en sus temporadas últimas, o penúltimas, tuvo algo de viejo torero del tenis, y tuvo siempre mucho campeonato en el deporte de casarse, porque llegó hasta la cuarta esposa, Claudia Rodríguez, que hoy es su viuda. Santana fue Manolo, porque a algunos ... de su quinta dura les llamamos así, con voz barrial de tuteo de barra, como a Paquito o a Seve, que son Francisco Fernández Ochoa y Severiano Ballesteros. Les tuteamos mucho, pero son un respeto. A mí me parece que Manolo Santana guarda, además, algo de pariente del gran Ángel Nieto.
Resultaba algo así como un Ángel Nieto sin moto, y con raqueta. Manolo murió en diciembre de 2021, siendo leyenda. Ahora algunos hijos, más el círculo amigo, denuncian que Claudia está descuidando la herencia del marido famoso, que incluye el club de tenis con su nombre. De modo que se resucita la figura del tenista, para convocar un homenaje, pero homenaje inverso, y con decibelios en las teles de trifulca. Manolo cumplió de monumento de lo suyo, en Marbella, donde cuidaba su academia, y ahí se hacía fotos con Claudia, cuando tocaba, porque Claudia es una morena con la afición de los retratos, y colombiana de gustarse a ratos en las revistas. Claudia usa WhatsApp y alguna vez se ha puesto ahí lírica ya ha escrito «siempre te amaré», citando así a Manolo sin citarlo.
Se resucita la figura del tenista, para convocar un homenaje, pero con decibelios en las teles de trifulca
Tiene veinte años menos que nuestro campeón. Escribo esto para ponerle a este retrato de la memoria algo de pormenor cronológico, porque Manolo siempre fue hombre de zarandear mucho el calendario. O sea, que era novio de enamorarse a menudo. Manolo ha cambiado bastante de mujer, aunque siempre se le recuerda monógamo, con su madre de mujer principal ahí en la copa de su biografía, porque su madre puso la tenacidad de cimiento para que Manolo fuera Manolo Santana. A Santana, los hijos gloriosos del tenis, como Rafa Nadal, o Carlos Moyá, le sostuvieron siempre el aplauso, pero los hijos propiamente dichos de Manolo a veces le fallaban incluso cuando iba y se casaba de nuevo. De modo que a veces le han aplaudido poco, o nada. Manolo Santana ha sido el inventor del tenis, en España, y ha jugado con mucho ánimo el wimbledon del amor internacional, porque se casó dos veces con españolas, Fernanda Dopeso y Mila Ximénez, y luego con una modelo sueca, Otti Glanzielus, hasta llegar a Claudia, que es de más allá del océano. De estas relaciones sucesivas, tiene Manolo una madeja de hijos, y acaso conocemos más a Alba, cuya madre, Mila Ximénez, hoy también difunta, le colocaba de cuando en cuando a Manolo un set completo de media tunda, a propósito de las verdades del marido de amarga memoria que fue, según ella. Manolo, cuando le iban poniendo otros, u otras, la biografía en el escaparate, era un hombre de no hacer nada, porque él entrenaba en el arte de la paciencia y dejaba que el calendario se deshojara. Le dolía a menudo la tristeza de que su hijo, también Manolo, que iba para tenista de podio, eligiera la retirada, tocado en el ánimo por las comparaciones con el padre, que suelen salir comparaciones odiosas, como todas, o casi todas, pero aún más. De joven era Manolo campeonísimo, tenaz y feo, pero de esto último se fue curando con los años. Ahora le recuerda la familia enfrentada. Es una reliquia amable, e irrepetible, de cuando el deporte no era cosa de apolos de peluquería, o tatuados de vitrina. Eso, Manolo.
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