pincho de tortilla y caña
He visto la luz
El sistema resiste el embate de las hordas malignas. Su gran protector, el paladín de la prosperidad, aguanta como un jabato
Nunca hemos estado peor
Cazando moscas
Todo va bien. El sistema resiste incólume la embestida salvaje de los bárbaros que quieren derribarlo. Menos mal que tenemos a un forzudo cancerbero erigido en guardián del templo. Nunca le agradeceremos bastante su esfuerzo. Es triste verle zaherido por la dureza del combate, eso ... sí. Su cuerpo está magullado como el de un ecce homo que soporta a diario los latigazos que dé la turba, manipulada por esos babosos príncipes del mal que ocultan los cuernos y el rabo bajo ternos elegantes hechos a medida. No descansarán hasta verlo clavado en la cruz y trasladen su cuerpo a una sepultura excavada en la roca. Menos mal que sus discípulos no le han abandonado. Como los soldados del Álamo, están dispuestos a dar su vida por ese titán condenado por los dioses a sostener el cielo sobre sus hombros. No les arredra tener que verse las caras con jueces distinguidos, banqueros poderosos o periodistas célebres. Todos ellos son la misma mierda. Da igual su oficio o su indumentaria. Aunque un facha se vista de seda, facha se queda. Antes o después, el pueblo soberano se dará cuenta de la importancia crucial de esta batalla y acudirá en masa a auxiliar a los defensores de la verdad. El bulo, la mentira, la insidia y la calumnia no prevalecerán. El maremoto del odio y la desinformación no arrasará la ciudadela de los verdaderos demócratas. A veces puede parecer que el paisaje se haya vuelto demasiado turbio y que el ambiente sea poco respirable, pero eso es lo que ocurre en todas las acciones bélicas. No hay que preocuparse. Como ya he escrito al principio, todo va bien. El sistema resiste el embate de las hordas malignas. Su gran protector, el paladín de la prosperidad, aguanta como un jabato. Gracias a él, los ciudadanos pueden sentirse a salvo. Quienes sostienen lo contrario pretenden deslegitimar las instituciones y acabar con la democracia. Digámoslo sin tapujos: son golpistas. Están al servicio de esa terrible cacería humana que promueven desde la sombra los capos del hampa. Pero tengamos paciencia. Todo acabará bien. Si logramos evitar que el campeón de las libertades acabe convirtiéndose en la víctima propiciatoria de la jauría que le acecha, si le defendemos con uñas y dientes, la victoria estará asegurada. No es verdad que los ciudadanos se sientan desprotegidos y tengan la tentación de mandar la política a tomar por la retaguardia. Eso es un bulo más de los canallas que portan la insignia del lodo en su escudo de armas. Las pintadas que han puesto de moda el eslogan «sólo el pueblo salva al pueblo» son obra de grafiteros subcontratados por la ultraderecha. Si nos importa el bienestar de los nuestros ya sabemos a quien hay que votar. Reconozco humildemente que yo tenía alguna duda hasta hace unos días, pero el análisis sosegado de estas sabias reflexiones, todas ellas extraídas de las que se han expuesto en el Congreso Federal del PSOE, me ha hecho ver la luz. ¡He visto la luz! Pincho de tortilla y caña a que a muchos de ustedes les habrá sucedido lo mismo.
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