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pincho de tortilla y caña

Arengas

Para librar una batalla hace falta atiborrar las arterias de adrenalina y para lograrlo hay pocas cosas más eficaces que un parlamento incendiario

Damisela en apuros

El bonzo

Luis Herrero

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A mi me parece que lo más llamativo de las grandes gestas colectivas son las arengas con las que los jefes de grupo tratan de motivar a los suyos. Estos días, durante la rutilante singladura de España en la Eurocopa, hemos visto al seleccionador ... dando arreones con los puños desde la banda, y a los jugadores, encorvados como beduinos, formando un círculo de conjura mientras el capitán, titular o no, profería voces dictadas por el pundonor y la testosterona. Para librar una batalla hace falta atiborrar las arterias de adrenalina y para lograrlo hay pocas cosas más eficaces que un parlamento incendiario. El efecto dura lo que tarda el guerrero en medir su fuerza. Si se demuestra lo bastante consistente como para optar a la victoria, el subidón se prolonga hasta que la victoria se decanta de un lado u otro. La derrota, si sobreviene, es dolorosa pero no letal. Nunca lo es si se acaba en pie, por mucho que el fracaso hunda sus uñas hasta los tuétanos y parezca que no haya consuelo capaz de enjugar el fiasco. El tiempo, antes o después, termina restañando las magulladuras, ya sea las de la piel o las del ánimo, y el ay de los vencidos suele dar paso a una nueva oportunidad de victoria.

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