Café con neurosis
Vides, olivos y ruina
Si cultivamos vides y olivos no es por vicio, sino por necesidad
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Está demostrado que, en España, es peligroso para cualquier sector social o económico ser objeto de loas y alabanzas por parte de la clase política: en un corto periodo de tiempo, de las loas se pasará al olvido e incluso la discriminación. Sucedió con los ... autónomos. Entre lisonjas, decían que eran lo mejor del país, que ellos hacían grande España, y que, sin ellos, nos hundiríamos. Daba la impresión de que, en las próximas Navidades, no habría ministro que no tuviera sentado a su mesa de Nochebuena a un huérfano autónomo, o divorciado, o triste. En pocos meses, desde el Ministerio de Hacienda comenzaron a subir cuotas, impuestos y a rebajar exenciones, y el recién estrenado cementerio de empresas de autónomos fallidas necesitó ampliaciones urgentes.
Algo semejante ha sucedido con la 'España vaciada', es decir, la decadencia social, económica, cultural y el envejecimiento de las zonas rurales de nuestro país. Parecía que ni el Gobierno ni la oposición podían conciliar el sueño tratando de encontrar soluciones a un declive que tenemos que paliar, aunque sólo sea por razones egoístas. Bueno, pues ya duermen, con el sosiego con que Pedro I, El Mentiroso, pernocta tras cualquier acuerdo, y sienten el alivio de que, tras la terrible sequía, todo se soluciona con 357 millones de euros, eso sí, dejando fuera las viñas y los olivares.
Una gran ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, se quedó perpleja cuando desde la húmeda y fría Unión Europea nos afearon nuestro empecinamiento en cultivar uvas y olivas, de las que había excedencia, y no eran necesarias para el continente. Entonces, Loyola de Palacio se trajo a los burócratas de la Comisión, que ocupaban los despachos en Bruselas, y los paseó por la España de las vides y los olivares, para que se percataran –sobre el terreno– que donde hay un olivo no se pueden cultivar zanahorias, y donde hay una viña es imposible que crezca el arroz.
Desde entonces, los burócratas de la UE supieron que si cultivamos vides y olivos no es por vicio, sino por necesidad. Ahora, parece que los burócratas están sentados en el ministerio de Agricultura de España: otro empujón de ruina para machacar la agricultura de este manso país.
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