Las sisas de la amnistía

La historia del esforzado secesionismo catalán están llena de héroes sacrificados, y Jordi Pujol es uno de los más preclaros. En caso de que la sisa se amplíe, Jordi Pujol se beneficiaría de la comprensión del «Estado opresor» por segunda vez, ya que la primera fue cuando él, y 18 consejeros de Banca Catalana, fueron acusados de una gestión bancaria «imprudente e incluso desastrosa».

La otra sisa que tira es que, de las casi 3.000 empresas que cambiaron su domicilio fiscal fuera de Cataluña, ante la inseguridad y confusión que provocó la declaración de independencia, muy pocas, seis años después, han vuelto a reconsiderar su vuelta. Y eso es algo que desazona a los filo-autonomistas, porque de cara a Europa muestra una desconfianza que no es coherente con la normalidad y la fraternidad por la que tanto lucha Pedro I, 'El Mentiroso'. Si la convivencia es tan maravillosa -aunque los mozos de escuadra dicen que ha aumentado la conflictividad- ¿por qué no vuelven las grandes empresas catalanas a tener su sede fiscal en Cataluña? Bueno, pues por la misma razón que alguna inversiones que iban a llevarse a cabo en España se suspendieron, tras los sucesos de 2017.

Y no es que los presidentes de los consejos de administración de las empresas hubieran dejado de tener simpatías por el movimiento secesionistas: es que, por ejemplo en el caso de los bancos, cientos y cientos de clientes comenzaron a retirar sus depósitos, lo que a cualquier dirigente de una entidad bancaria le asusta. Y no es fácil el problema, porque se puede presionar a un consejo de administración, pero es absolutamente imposible enviar a cientos y cientos de clientes un mensaje amenazador.

Es decir, que mucho nos tememos que la sisa se quedará corta, porque los bancos de raíz catalana no pueden decir que son algo más que un banco, como el Barcelona dice que es algo más que un club. El Barcelona que se endeude lo que quiera, pero un banco no puede arriesgarse a la bancarrota.