café con neurosis
De prófugo a 'president'
Somos el único país de la Unión Europea que tiene como líder de un partido a un antiguo miembro de una banda de asesinos terroristas
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Los separatistas no se han vuelto locos pidiendo la amnistía, sino que siguen las pautas indicadas por Pedro I, 'El Mentiroso', gran experto en tapar un escándalo con el siguiente. Hace muy poco estábamos hablando de la amnistía, entre escandalizados y asustados, y –mordido ... el anzuelo del anunciado referéndum– lo de la amnistía ha pasado tan a segundo plano que, comparado con lo último, lo de la amnistía casi parece la autorización de una despedida de soltero.
Ya hace tres años, en las negociaciones de Pedro I, 'El Mentiroso', con los totalitarios separatistas, se firmó un compromiso en el que el presidente del Gobierno –hoy en funciones– se comprometía a «validar una consulta a la ciudadanía catalana». Ahora, 'la consulta' le hace tanta sombra a la amnistía que lo de la amnistía parece algo de mediana importancia, un mal menor. Ayer, fue la celebración del delito, el clamoroso y emocionante recuerdo del intento de golpe de Estado, luego sedición, después la sedición se borró y vino el indulto, y no había nada como pasearse por las calles de Barcelona para dar fe de que es normal conmemorar con entusiasmo los delitos, sin que ya a casi nadie le escandalice. Si se homenajea a los asesinos etarras, cuando salen de la cárcel en Navarra y el País Vasco, ¿por qué nos vamos a escandalizar de que los delincuentes y sus cómplices conmemoren los delitos cometidos? Poco a poco, vendrá la amnistía, lo que supondrá el desprecio a los policías y guardias civiles que arriesgaron su salud física y mental en aquella semana de desmanes; el ultraje a los jueces, que siguieron el sumario, juzgaron y sentenciaron; y el vilipendio a unos 45 millones de españoles –calculando por lo bajo–, a los que ya se nos anuncia que la igualdad, garantizada por la Constitución, se va a ir a hacer puñetas, expresión exacta, al menos en lo que se refiere al Poder Judicial, cada día con menos poder, porque el Ejecutivo se convierte en un 'borrasentencias', y en permitir nuevos delitos, como el de prevaricación y saqueo de las arcas públicas, que siempre se denominó malversación y, hoy, si se comete para ayudar a que el partido en el que se milita tenga recursos, es una noble actividad.
Podría suceder que El Prófugo volviera de Bruselas, se presentara a las elecciones autonómicas –todavía autonómicas– las ganara y fuera nombrado 'president'. El ridículo de España en la Unión Europea alcanzaría cotas difíciles de superar, cuando comprobaran que el delincuente en busca y captura es una autoridad de alto rango. No importa. Ya somos el único país de la Unión Europea que tiene como líder de un partido a un antiguo miembro de una banda de asesinos terroristas, en la que destacó como un eficaz secuestrador.
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