café con neurosis
La estúpida Babel
Albares se pone la cofia de doncella que le han encargado los 'indepes' y venga a escribir cartas a Bruselas para que el catalán sea lengua oficial en la UE
El golfo de América
La grosera humillación
El Parlamento de la Unión Europea emplea a 660 traductores, y a medio millar de ayudantes y colaboradores, para manejar los 24 idiomas oficiales. Y a mí me parece necesario y razonable. No me imagino la grosería de decirle a los estonios, cuando ingresaron en ... la Unión Europea, que los parlamentarios que enviaran a Estrasburgo aprendieran inglés o alemán. O explicarles a los finlandeses que, como el finés, fuera de Finlandia, no lo conoce nadie –y ellos están acostumbrados a aprender inglés– que nos íbamos a ahorrar los traductores para su idioma. Esta babel necesaria cuesta unos ochenta millones de euros al año, casi 250.000 euros al día. Y, repito, es necesario.
Lo que no es necesario es inventarse problemas de comunicación donde existe una solución. En el Parlamento de Reino Unido se entienden en inglés, porque los escoceses comprenden a los galeses, y los galeses a los escoceses, si todos se comunican en el idioma que es común y conocen: el inglés.
Pero España es diferente, como nos descubrió una campaña de publicidad turística. Y, aquí, en el Congreso de los Diputados y en el Senado, tanto en los debates como en las propuestas por escrito, cualquier diputado o senador se puede expresar en aranés, bable, catalán, euskera, gallego y valenciano. Así que ha habido que reclutar 72 traductores simultáneos, y habrá sido fácil encontrar traductores del catalán al español, o del español al gallego, pero ya me dirán lo que habrán investigado para encontrarse con alguien que domine el bable asturiano y lo traduzca con soltura al valenciano, o al revés.
Y, desde luego, ningún gobierno, ningún ministro de Asuntos Exteriores, cuando el Reino Unido formó parte de la Unión Europea fue a suplicar que el escocés se reconociera como idioma oficial.
Nuestro Gobierno, sí. Y el ministro de Asuntos Exteriores se pone la cofia de doncella que le han encargado los secesionistas catalanes, y venga a escribir cartas a Bruselas, y a hacer visitas para que el catalán sea lengua oficial en la Unión. ¿Saben cuántas lenguas se hablan en Europa? Más de seiscientas. Y es obvio que, como acepten la propuesta, vendrán casi un centenar de peticiones más para el livonio, el flamenco, el griego capadocio y un larguísimo etcétera para construir la estúpida Babel del siglo XXI.
El ministro de las peticiones ridículas domina el francés, porque además de ser lengua obligatoria en la diplomacia hizo el Erasmus en la Sorbona. Y conoce bien esta frase de Albert Camus: «la servilité n'est rien d'autre que la certitude d'être pire» (el servilismo no es más que la certidumbre de ser peor).
Déjelo. O convenza a Pedro I, 'El Mentiroso', de que, con Ucrania al fondo, y sin saber qué vamos a hacer en Defensa, la estupidez se nota de una manera más evidente. Cada día.
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