Datos privados a hoteles, no

El Ministerio del Interior, convertido en Ministerio de la Inquisición, pretende recopilar datos, nombrando de hecho a los recepcionistas de hoteles policías y guardias civiles. Pero no lo son. Y yo les proporcionaré datos que considere privados a un agente de la autoridad, al que siempre respetaré en su labor, pero no al empleado de un hotel, que va a guardar mis datos privados durante tres años, sin garantía de que los vaya a custodiar. Porque cualquier día, cualquier becario en prácticas, una noche de guardia, puede descargar en un 'pen drive' los datos de todas las personas que han pasado por ese hotel durante los últimos tres años.

No pienso dar mi número de teléfono móvil o fijo, ni mi correo electrónico, ni los números de una cuenta corriente a mi nombre. Me parece un abuso de autoridad. Y un pisoteo del artículo 18 de la Constitución Española es preguntar qué tipo de relación tengo con la persona que me acompañe: si es mi padre, mi sobrino, mi tío o un follamigo con el que voy de ligue. Y también te preguntarán, si vas acompañado de tu hija, qué grado de parentesco tiene, porque para el Ministerio del Interior es imprescindible saber si viajas con una sobrina, con tu hija, o con una prostituta.

Cada año, casi 83 millones de personas nos visitan como turistas. Por nuestras playas, por nuestra hostelería, por los museos y monumentos históricos, y por la cortesía y amabilidad de los españoles. Cortesía y amabilidad que desaparecerán en cuanto se enfrenten a un interrogatorio policial, llevado a cabo por una persona que NO es un agente de la autoridad. Dicen los del Ministerio de la Inquisición que es para luchar contra el terrorismo. O sea, que la Unión Europea está formada por 27 países que son unos gilipollas que no controlan la lucha antiterrorista, excepto uno, España, donde un ministro del Interior, que no sabe organizar la lucha contra el narcotráfico en Algeciras, ha descubierto la fórmula mágica: la fórmula mágica para joder el turismo, que representa casi el 12 por ciento de nuestro PIB. Un Ministerio del Interior incapaz de evitar las llamadas comerciales a los teléfonos privados, que están prohibidas, y que las empresas, incumpliendo la ley, invaden nuestro teléfono a través de unos empleos que van contra la legalidad.

Puede que tenga que dormir en casa de algún amigo, pero mentiré en los datos o me negaré a proporcionarlos. Es mi criterio y mi opinión.