café con neurosis
Sin chantajes
Cuando Pedro Sánchez ordena el indulto de quienes pusieron Cataluña patas arriba, y perpetraron un intento de golpe de Estado, lo hace por convicción
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El origen de la palabra chantaje es muy curioso. Viene del francés, 'chantage', y se originó, por el XIX, en medios policiales franceses. Cuando un detenido no confesaba sus delitos, ni denunciaba a sus compinches, se le sometía a lo que hoy conocemos con el ... eufemismo de 'un hábil interrogatorio', es decir, torturas con el objetivo policial de hacerle cantar, 'faire chanter', y de ahí viene el galicismo chantaje, que se emplea con más frecuencia que el término español, extorsión.
Me he acordado de esta canción etimológica, por la afirmación enfática del presidente del Gobierno, afirmando que él no admite chantajes. Si eso es cierto, confieso que, hasta ahora, estaba confundido y que, cuando le he denominado 'Pedro I, El Mentiroso', lo hacía sin conocer que él no admite chantajes.
Estaba totalmente convencido de que Pedro Sánchez se encontraba sometido a una continua extorsión, tanto dentro como fuera del Gobierno. Dentro, a manos de comunistas y leninistas de Podemos, y, fuera, por parte de los secesionistas catalanes, los nacionalistas vascos o los herederos de ETA, antiguos torturadores o colaboradores de los asesinos, señalando los domicilios y costumbres de las víctimas que luego matarían. Creyendo esta situación, en ocasiones casi sentía lástima por este hombre sometido a una continua extorsión y obligado a mentir. Y parece que no es así. Las mentiras, que comenzaron negando que él fuera a pactar con Podemos para ganar las elecciones son mentira, sí, pero están justificadas, porque resultan necesarias merced a que el fin justifica los medios. Los medios son la mentira, y el fin es reconstruir el PSOE de la II República, el que organizó el fraude electoral de 1936, el Frente Popular, formado por socialistas, comunistas y nacionalistas. Bueno, había algunos republicanos, hasta que se fueron dando cuenta de qué iba aquello, como Niceto Alcalá Zamora.
Cuando Pedro Sánchez ordena el indulto de quienes pusieron Cataluña patas arriba, y perpetraron un intento de golpe de Estado, lo hace por convicción. Cuando ordena a los socialistas que se sientan en el Parlamento de Estrasburgo que voten en contra de que se investiguen los más de trescientos asesinatos de ETA sin resolver, lo hace con certidumbre. Cuando se inhibe de que se cumpla la sentencia del 25% de clases en castellano en las escuelas catalanas, no hay presión alguna, sino que está convencido de que así debe ser. Y si traslada a los asesinos etarras, de las cárceles donde permanecían a las prisiones vascas, y, luego, cede las competencias de Prisiones al PNV para que los asesinos tomen sus vinos en las erikotabernas es porque así se proyectan las creencias y la voluntad de Pedro Sánchez.
Este fin de semana viajó a Sevilla para encontrarse con el PSOE de Felipe González, pero Pedro Sánchez camina, mucho más atrás, sin chantajes, hacia el PSOE de 1936.
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