café con neurosis
Asimetrías
Cuando ha estallado la guerra, limitarse a pedir la paz es algo así como clamar, a las puertas de un festival de rock duro, por los nocturnos de Chopin
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Estas chicas que piden la paz lo hacen tan a menudo, y con tanta unción, que parece que los demás seamos forofos de la guerra. No creo que haya asimetrías en el anhelo por la paz, pero hay individuos y colectivos que, de repente, invaden ... un país, como Rusia ha hecho sobre Ucrania, o un grupo terrorista ataca a un país y secuestra a docenas de sus habitantes –como ha realizado Hamás con Israel– y, naturalmente, comienza una guerra. El presidente del Gobierno de España, que ahora es presidente de turno de la Unión Europea, acudió a la conferencia de paz convocada en El Cairo, y también pidió la paz, con parecida retórica feminista, pero cuando ha estallado la guerra, limitarse a pedir la paz es algo así como clamar, a las puertas de un festival de rock duro, por los nocturnos de Chopin.
Horas antes, el Rey de España, Felipe VI, había recordado que Yasser Arafat –presidente de la Autoridad Nacional Palestina– e Isaac Rabin –primer ministro de Israel– habían recibido el premio Príncipe de Asturias. Saltaba a la vista la asimetría evidente entre los años noventa y esta primera veintena del siglo XXI. Asimismo, mientras en el Teatro Campoamor, se desgranaban las biografías ejemplares de hombres y mujeres dedicados a investigar y a construir una vida mejor para todos, recordabas el enfrentamiento de odio político que se está fraguando en la política española, y la asimetría resultaba tan deslumbrante como ofensiva.
Está bien que el presidente de turno de la Unión Europea pida la paz, aunque sea sin aportar soluciones, pero es que, cuando ejerce de presidente de España, y se reúne con los representantes del Parlamento, repudia a Vox, porque cree que son potenciales fascistas, pero negocia con una formación representada por el dirigente de una organización terrorista que, no solamente se dedicaba a la tortura, secuestrando ciudadanos, sino que ordenó asesinatos, según informaciones recientes, sin que el secuestrador en paro lo niegue. Que se prefiera negociar con los que asesinaron y todavía no han pedido perdón, y se repudie a quienes fueron amenazados, como Abascal, es una asimetría de libro.
Todavía no sabemos la autoría del bombardeo sobre el hospital cristiano de Gaza, pero las entusiastas de la paz ya se lo han adjudicado a Israel. Es incomprensible que, ante los ataques a escuelas y hospitales de las tropas rusas sobre Ucrania, la asimétrica sensibilidad de estas chicas no les mueva a ninguna protesta. El pasado agosto, en Jerson, se bombardeó un hospital y, a las 72 horas se bombardeó de nuevo, sin que ninguno de los forofos, que hoy pasean pancartas ante las embajadas de Israel, manifestaran la más leve protesta. Es la injusticia, vestida de asimetría, caminando hacia la injusticia de borrar y anular la igualdad entre los ciudadanos, según dónde tengan su domicilio.
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