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el retranqueo

Las leyes inservibles

Si no tramitar una ilegalidad sería prevaricar, ¿qué es entonces admitirla?

¿No será que ERC quiere dinamitar la amnistía?

Sánchez no va a cambiar

Manuel Marín

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En su buena fe y criterio, los letrados del Senado incurren en una contradicción insalvable de difícil comprensión. No es culpa suya, sino de una de tantas normativas deficientes, contradictorias y paradójicas que nos condenan. En democracia siempre se presumió una lógica política con límites, ... una frontera entre la decencia legislativa y la abrasión del sistema. Quizás porque el legislador nunca pudo imaginar que presidiría el Gobierno alguien capaz de prescindir de principios básicos de conciencia, y que coaccionase a las instituciones para forzarlas a dictaminar como legal lo que es ilegal por aquello del constructivismo jurídico, el creacionismo legislativo y la perversión normativa. Hoy, el Estado se anula a sí mismo por respetar el principio de legalidad. Esa es la paradoja. Y la consecuencia final, una anomalía: un imperativo legal obliga al Senado a tramitar una ley, la de amnistía, de la que los letrados concluyen con firmeza que es una «reforma encubierta» de la Constitución y que la «dinamita». Y en caso de incumplirse ese imperativo legal –dar curso a toda norma que provenga del Congreso–, los miembros de la Mesa de la Cámara Alta prevaricarían. Traducido, es ilegal no tramitar una ilegalidad, lo cual reduce el sistema político al absurdo.

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