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la barbitúrica de la semana

El mundo se acaba, y menos mal

Me gusta pensar que existe un planeta que se desvive por las pequeñeces

Karina Sainz Borgo

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Calle de Jorge Juan con Lagasca, once de la noche. Iluminados, los árboles parecen estilizados, más verdes incluso aunque no los ilumine el sol. Quedan tres noches para que acabe el año y algo más de una semana antes del día de Reyes. Los escaparates ... se quitan la palabra y hasta los papá Noel que cuelgan de los balcones abandonan su aspecto de presos ahorcados en Guantánamo. Hay euforia hasta para discutir y decepcionar es un verbo que muy pocos pueden permitirse. La ciudad tiene el humor renovado de un reencuentro, el aire fresco de las promesas que nadie podrá cumplir y una alegría de tarjeta de crédito que electrocuta las botellas de todos los bares de la ciudad.

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