la barbitúrica de la semana

Luis Landero y el martillo

Las palabras del escritor se volvieron una maza con la cual castigar el ejercicio entremesil de gobierno extremeño

Puteros, canallas, cobardes, serviles… y unos cuantos epítetos más utilizó el escritor Luis Landero para dirigirse a la clase política. Todo ocurrió en el Teatro Romano, durante el acto institucional del Día de Extremadura en el que se entregan las medallas de la comunidad a ... las personas, instituciones o asociaciones que hayan destacado en su trayectoria. En ese evento con regusto a fasto, autocomplacencia y acto cultural de quermés, el novelista extremeño aprovechó, no para relamerse, dejarse halagar ni añadirle más adornos a un evento ya de por sí ornamental. Landero hizo uso de su derecho de palabra para señalar las miserias de una dirigencia incapaz de gestionar un tren en condiciones.

«Es una burla, una más entre tantas que hemos sufrido en nuestra historia», dijo refiriéndose a la calamitosa situación del transporte ferroviario en esa comunidad. «Cuantos políticos y mandamases les corresponda en este desafuero y esta afrenta, a los que les digo: queridos políticos, iréis de cabeza al infierno, pero no por bebedores, o puteros, codiciosos, o serviles y cobardes o descreídos. No, eso Dios lo perdona. Iréis al infierno por no haber traído a Extremadura el tren que se merece (…) En confianza, os digo: sois unos canallas momento en el que el público mientras el público congregado reaccionó con numerosos aplausos».

Landero ha apelado a la función del personaje público, y más concretamente del escritor, como desactivador del discurso de los poderosos y amplificador de la voz de los ciudadanos. Nadie está obligado a hacerlo. Mirar hacia otro lado es una conducta recurrente. Pero es en ese momento ciudadano donde el creador, al usar su talento y posición para señalar la indolencia, retoma su papel central. Hace la voz de los ciudadanos suya y contradice, ¡al fin!, la 'boutade' de señalar la cultura como accesoria, para sacarla del debate y neutralizarla.

Lo dijo Nuccio Ordine en aquel magnífico ensayo, 'La utilidad de lo inútil': un martillo no es más valioso que un cuadro o una llave inglesa más valiosa que una sinfonía por el hecho de tener una función práctica. La metáfora de la creación alberga todos los significados posibles: la metáfora, la sátira, la ironía, la belleza, la lucidez, pero cuando ese creador levanta la mirada e increpa directamente a necios, corruptos y botarates, su resonancia es mucho mayor.

Landero ha sido pertinente y hasta generoso con quienes pretendían agasajarlo sin responder primero al resto de la ciudadanía. Ha sido valiente y acertado como hace mucho no lo era un escritor. ¿Qué mejor día que el de la representación y el boato para hacer saber a los dirigentes que han salido en calzones a entregar unas medallas? Si nos atenemos a la literalidad de Nuccio Ordine, la palabra utilizada por Landero para dirigirse al gobierno extremeño fue el martillo, la maza con la cual hundir el clavo sobre el ataúd de la función pública, degradada en el ejercicio entremesil del poder.

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