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el ángulo oscuro

Los disidentes socialistas

Lambán y García-Page son simples charlatanes que encienden una vela a Dios y otra al diablo

Ayuso y la inmigración

El castigo que nos merecemos

Juan Manuel de Prada

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Vuelven los sempiternos disidentes del partido de Estado, Lambán y García-Page, a expresar su malestar ante las cesiones del doctor Sánchez a los indepes, que candorosamente califican de «inconstitucionales» (como si el bodrio constitucional no tuviese unas tragaderas mayores que Linda Lovelace) y «una ... quiebra de la solidaridad y la cohesión» (como si el Régimen del 78 no fuese una máquina urdida para desintegrar España). Hay quienes consideran que las disidencias de Lambán y García-Page no son sino postureos ante la galería; y que, llegada la hora de la verdad, acatarán los designios del doctor Sánchez. Nosotros no nos atrevemos a juzgar las intenciones de Lambán y García-Page ('de internis neque ecclesia'); pero creemos que su disidencia empieza a resultar en exceso aspaventera e inane (amén de consabida), un poco al estilo de la actitud del valentón cervantino: «Y luego, incontinente,/ caló el chapeo, requirió la espada/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada».

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