HAY QUE VIVIR

El PSOE y su «querida Casa Real»

A Patxi López le importa poco meter a la Corona en esta estrategia baticao de mezclarlo todo en beneficio propio

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La creatividad del sanchismo no tiene límites, especialmente cuando se trata de estirar las costuras del sistema y arrastrarnos a tierra ignota en lo institucional. El macropleno de ayer en el Congreso fue el típico batiburrillo con el que el presidente retuerce la función ... de control del legislativo en un 'totum revolutum'. Es la estrategia baticao. Si hablamos de todo, no hablamos de nada: Palestina, Begoña Gómez y la máquina del fango, en el que chapoteó Patxi López. El portavoz socialista vive en esa excitación pretoriana de quien debe purgar un pecado original –«Pedro, ¿pero tú sabes lo que es una nación?»–. Ahora que está cursando una especialización en ciencias del fango, decidió explicar al hemiciclo qué es exactamente su objeto de estudio. Y en medio de su alocución, le dijo al PP: «Cuando se aplaude a organizaciones como Manos Limpias, que atacaron incluso a su querida Casa Real, eso es fango». ¿Qué quería decir López con «su querida Casa Real»? ¿Es que la Casa Real no es querida por el PSOE, o es una sorna propia de Portugalete que yo no entiendo? Sea lo que sea, lo cierto es que a López le importa poco meter a la Corona en su estrategia partidista de mezclarlo todo en beneficio propio. Y dale con el todo vale.

La relación del PSOE, de este PSOE, con la Casa del Rey da para escribir un libro, a veces de terror, pero no es verdad todo lo que se cuenta. El presidente ha metido la pata unas cuantas veces y tiene severos problemas de adecuación protocolo. En lo que ha sido más irresponsable es en las actitudes personales y en el dejar hacer a sus socios. No, no hace bien el Gobierno dejando solo al Rey en el viaje a la toma de posesión de un presidente iberoamericano como es Javier Milei por la única razón de la discrepancia ideológica; y no, no hizo bien el Gobierno poniendo trabas a la presencia del Monarca en Barcelona en la toma de despachos de los nuevos jueces; y sí, el presidente hizo el ridículo cuando en el besamanos del Palacio Real un 12 de octubre se paró al lado de los Reyes, o cuando el otro día recibió al jefe del Estado con las manos en los bolsillos. Pero, sin embargo, no es verdad que fuera el presidente del Gobierno quien «expulsara» a Don Juan Carlos de España en el verano de 2020. Otra cosa es que esa acusación no le venga mal a algunos dirigentes socialistas que, como a López, les encanta darse golpes de pecho republicanos. Al final, el ministro Bolaños gestionó muy bien lo más importante que ha tenido que hacer este Gobierno en esta cuestión: el acto de jura de la Constitución por parte de la Princesa de Asturias. Mucho se escribió sobre las aviesas intenciones del Gobierno en esa cuestión, pero al final los diputados socialistas aplaudieron durante tres minutos 49 segundos, cinco veces más que ese mismo acto en 1986 con Don Felipe. Y por mucho que Patxi López se haga el graciosillo con la Corona, el PSOE ha de saber dónde tiene que estar: con el Jefe del Estado. Así que, señor portavoz, deje de manosearlo todo.

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