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desde ogigia

Lo woke

Nuestros nacionalismos periféricos, pese a su naturaleza profundamente reaccionaria (supremacismo, xenofobia, clasismo disfrazado de inmersión lingüística, etc.) se sienten a gusto con la nueva izquierda y esta se siente tan cómoda con ellos

Juan Carlos Girauta

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Hay que hablar de la nueva izquierda porque la otra está casi extinguida y porque tiene acogotada a la vieja derecha. Si el neoizquierdista está instruido, vivirá persuadido de que la realidad no existe, pues solo hay texto. Si es un analfabeto funcional (con o ... sin título universitario) cita a Derrida sin leerlo y pasa la existencia refocilándose en su superioridad moral, recreándose en ese dulzor infantil y sin matices, como de chuche. El instruido es siempre un agente cultural cuyo cometido se resume en participar de una corriente a la que ellos llaman «avanzar». Es una corriente ciega; su movimiento (su 'avance') solo se certifica por su capacidad destructiva. Este punto es esencial: puesto que la nueva izquierda no actúa allí donde las instituciones culturales, económicas y políticas merecen en efecto ser destruidas o sustituidas (las tiranías de cualquier signo), sino en las democracias plenas, toda su empresa de demoliciones se traduce en deteriorar los cimientos, los muros y los pilares de la democracia liberal.

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