DESDE OGIGIA
Matar a Vox
«El Camps de esta temporada de caza se llama Vox, y el factoide es una crisis que confían en acabar provocando a base de hablar de ella. No deberíamos dar por bueno nada de lo que arroja el diario del régimen. Arrojar es el verbo»
Puigdemont se queda sin ibérico (4/10/2023)
![Matar a Vox](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/opinion/2023/10/06/ABCOGIGIA_MataraVox_GIRAUTA-RxyoXkKjmYxin48msQcYhhM-350x624@abc.jpg)
Nadie debería creer una palabra del diario del régimen. Ni la fecha me creo yo. Es más, hacerse eco de sus factoides es práctica peligrosa. Si un diario desea destrozar el prestigio de una persona u organización, posee recursos casi infinitos para hacerlo. Llevar algo ... a titulares de portada, redactar de forma torticera esos titulares, elevarlo en la jerarquía de lo noticioso, armar el factoide con medias verdades y sugerencias letales que no llegan a constituir delito gracias a la -por otra parte- feliz protección de la libertad de prensa. Después se hace una cadena con el factoide que puede alargarse cuanto haga falta hasta conseguir el objetivo. Caso del asesinato civil de Camps, perpetrado por el diario del régimen mediante dos centenares de portadas mentirosas. El factoide de los trajes lo liquidó, nadie soporta doscientas portadas de ningún diario. De hecho, pocos soportan una sola portada de un diario nacional. Cuán débil sería el factoide de los trajes para que la mayor trituradora de carne humana del país, el país, tuviera que trabajar tanto.
En la cadena, el factoide se actualiza o reenfoca recurriendo a falacias varias que ya conocían los griegos, aunque las nombremos en latín. La del tipo 'post hoc ergo propter hoc' (como esto sucede después de aquello, entonces esto es consecuencia de aquello), es particularmente querida por el periodista joven al que le encargan «un trabajo», ya tú sabes. La preferencia viene de la facilidad de disparar que presenta el arma. Hola, vengo a comprar una pistola -sueña el periodista-. Muy bien, no le veo muy familiarizado con las armas, le recomiendo esta, que es de señorita, muy fácil de usar -responde el dependiente de la armería soñada-. Al día siguiente, el mercenario novel le coge el gusto al gatillín y se pasa años abusando de la chorradita vil más vieja del oficio. Del oficio de embaucador.
Los planes educativos deberían incluir la asignatura de Falacias para que los niños aprendan a leer el diario saltando por encima de los titulares y buscando la verdad fáctica desnuda. Que a los doce ya puedan leer la prensa del día subrayando lo efectivo en las noticias. La opinión, él verá. Uno le recomendaría que comprara los diarios por sus secciones de opinión, pero uno parecería interesado. Uno encima es catalán, lo que acrecienta la sospecha de interés personal. O sea, que no he dicho nada. Y ahora pongámosle una lupa al diario de las doscientas balas contra Camps.
Date cuenta. Llega el diario de Prisa, quebrada y requebrada en su historia, salvada y resalvada por manejos políticos ajenos a la lógica económica y al interés financiero. A la vicepresidenta (hablo de S.S.S.) le gustaría que convirtieran ustedes su crédito sobre Prisa en acciones de Prisa. ¿Por qué iba a hacer eso un banco o una multinacional tecnológica, con lo fácil que es ejecutar la deuda, liquidar Prisa, cobrar y acabar con el sufrimiento de la empresa? Parece usted tonta, y usted tonto. La razón es evidente: un diario es un arma. ¿No les conviene a sus multinacionales tener un diario gordo para levantar sus índices admonitorios cada vez que lo necesiten? ¿Levantarle mi índice? ¿A quién? ¡Que falta de imaginación! ¡A un competidor, a un accionista que desea alcanzar el 5 por ciento para molestarles a ustedes, a un partido político que se niega a obedecerles! Entiendo. Yo también. Además, el Gobierno les agradecería mucho que dieran ese paso: deuda por acciones. Pues nada, siendo así…
Date cuenta, hablamos del diario al que Sánchez dio orden de decapitar a los pocos días de ganar su moción de censura gracias a la panda 'woke', más la basurilla antidemocrática y antiespañola que le sigue acompañando. Un presidente de Gobierno llega y destituye a la cúpula del medio del régimen por no comportarse como medio del régimen… que venía. Por advertir de lo que Sánchez era: un «insensato sin escrúpulos» (Editorial de 29 de septiembre de 2017). Intelectuales de renombre como Cristina Pardo compararon aquel editorial con un atentado terrorista: «El editorial de 'El País' de mañana contra Pedro Sánchez está compuesto por unos 60 kilos de amonal». Desde ese momento, dada la habitual falta de gallardía de las élites españolas (cómplices de la limpia), el diario del régimen se atuvo a la enseñanza milenaria del mandamás del fondo extranjero que pronto se convertiría en socio mayoritario y presidente de Prisa: «Un diario de izquierdas tiene que apoyar a la izquierda». Me lo dijo a mí. Lo repitió varias veces, por si no había pillado la sutileza de su trascendental reflexión. Y lo hizo con un indisimulado tono de reproche, al formar yo parte de la cúpula del partido al que 'El País' se había atrevido a apoyar antes de llegar Sánchez y él a poner orden. La izquierda con la izquierda, la derecha con la derecha, coño. Un poco de organización.
El Camps de esta temporada de caza se llama Vox, y el factoide es una crisis que confían en acabar provocando a base de hablar de ella. No deberíamos dar por bueno nada de lo que arroja el diario del régimen. Arrojar es el verbo. Foto de Aizcorbe por una decisión tomada hace meses; la sacan ahora y la baten como un huevo con otro: el de una reestructuración orgánica que, como todas, deja a alguien en un puesto más controlado. Cualquier entidad puede reorganizarse por mil razones, pero en manos de los encadenadores de factoides todo está ligado. Me gustaría decir que son conspiranoicos, pero mentiría, son una banda de manipuladores que hace trabajitos. Lo más curioso de todo es que este trabajito en concreto -matar a Vox- coincide con los objetivos del sector más obtuso del PP. Miau.
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