LA SUERTE CONTRARIA
Últimas tardes con Pedro
Fuentes del propio PSOE dan por hecho que Sánchez intentará una salida internacional
Decadencia del bajosanchismo
OTAN sí
Del mismo modo que la mejor manera de esconder algo es dejarlo a la vista de todos, la vía más discreta para que nadie pregunte a Sánchez sobre el rumor que lo sitúa como presidente del Consejo Europeo es comenzar a actuar como tal. ... Entre las funciones de ese cargo se encuentra la representación de la Unión en las relaciones internacionales al más alto nivel. Es decir, la gira de Sánchez para que la UE reconozca el Estado palestino es una función que cabría atribuirle al presidente del Consejo. Pero tras lograr apoyos previos, Sánchez hablará con Portugal y se va de gira por Polonia, Noruega, Irlanda y Eslovenia para liderar la iniciativa, marcar la hoja de ruta y aparecer como la voz cualificada de la UE en este sentido. No solo eso: se atreve a marcar a Charles Michel las prioridades de la Agenda Estratégica de la UE. Es decir, no solo confronta con el actual presidente, sino que comienza a actuar como tal asumiendo sus funciones, entre ellas, «determinar los intereses estratégicos de la Unión y definir las orientaciones generales de la política exterior y de seguridad común, incluidos los asuntos que tengan repercusiones en el ámbito de la defensa».
La renovación tendrá lugar este verano y requiere del voto de los mandatarios de quince países y que estos representen al 65 por ciento de la población. Resumiendo: descontado el sí de España, se hará lo que digan Alemania y Francia en una ronda en la que también se negociará el nombre de los comisarios y de otros cargos tras las elecciones europeas. Habrá para todos. Y el runrún es constante, no solo en el ámbito mediático sino en el político, donde fuentes del propio PSOE dan por hecho que Sánchez intentará una salida internacional que le haga evitar la humillación de perder unas elecciones tras ser incapaz de gobernar. Y este cargo, para el que no hay rival socialdemócrata desde la dimisión de Costa, que está muy bien pagado –400.000 euros al año y un escenario de cinco años–, cuya renovación le llega en el momento adecuado y que ofrece un perfil que parece un ascenso –propone al presidente de la Comisión, nombra al alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, a los comisarios y al comité ejecutivo del BCE, incluido a su presidente– puede ser perfecto para él, que se iría por la puerta grande, sin haber sido derrotado y por voluntad propia.
La jugada incluiría dimitir en verano y que Armengol –es decir, Sánchez– propusiera en una sesión de investidura a Alegría o a Montero, candidatas perfectas porque refuerzan su perfil feminista y, además, porque fracasarán y no le harán sombra. Si el PSOE logra sacar adelante esa investidura –algo muy complicado–, la legislatura podría prolongarse un tiempo y fabricar un líder. En caso contrario, a elecciones, con un PSOE que solo iría a primarias si pierde y Pedro viendo arder Ferraz como Nerón Roma. Por eso quiere hablar de política exterior. Tiene un plan y un manual de resistencia. Lo que pase en País Vasco y Cataluña ya no va con él.
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