la suerte contraria
La tempestad
Detrás de Sánchez vendrá alguien peor en el PSOE. Es un problema relativo, porque, posiblemente, esa persona solo será jefe de la oposición
Siempre hay un Koldo
Topuria en el país de los enanos
Dicen que tras la tempestad llega la calma. Puede ser, pero solo si esperas lo suficiente. Hay tempestades que duran cinco minutos y otras que duran toda una vida. Al final acaban, pero si no estás para verlo, la tempestad resultó eterna. Existe la creencia ... generalizada de que 'muerto' el Pedro se acabó la rabia, de que el problema de todo es Sánchez y de que, una vez caiga, se habrá terminado el mal para siempre. Es un error. Detrás de Sánchez vendrá otro peor, como detrás de Chávez vino Maduro, detrás de Lenin vino Stalin, detrás de la URSS vino Putin y detrás de Kim Jong-il vino Kim Jong-un.
Hay que ser muy iluso para pensar que quien llegue a la secretaría general del PSOE tras Sánchez va a desmontar una estructura que le beneficia, va a desarticular los resortes que le permiten tener un poder absoluto y va a trabajar en contra de su propio interés, que es, por supuesto, no tener controles, contrapesos ni debate interno. Y más aún cuando sabemos que el PSOE no es ese animal mitológico que algunos quieren pintar, lleno de progresistas con presbicia y foulard que toman café entre películas suecas y lecturas de Sartre.
Nada de eso: la militancia del PSOE pide a gritos un caudillo, lo jalea, lo festeja y exigirá al que llegue que haga lo que hizo Sánchez. Su odio a la derecha es tan visceral que, en unas primarias, ganará, como siempre, el peor, el más cafre, el más agresivo, el de las formas más chuscas, más degradantes y el que más frontalmente se enfrente a la prensa no afín. Igual, por cierto, que Trump, que Milei o que Iglesias. El populismo arrabalero es el opio del pueblo y si ha venido para quedarse es porque la gente lo premia. Y, por eso, las primarias no se resuelven en una lógica ideológica sino en una lógica personalista en la que es necesario resultar extremista para convencer a una masa radicalizada, que exige zascas como antes exigía tierra.
Detrás de Sánchez vendrá alguien peor en el PSOE. Es un problema relativo, porque, posiblemente, esa persona solo será jefe de la oposición. El problema es lo que llegue a la Presidencia del Gobierno, una persona que habrá de lidiar con una Europa en guerra, desunida y desarmada; con Putin invadiendo con toda certeza más territorios en un escenario en el que Trump presidirá los Estados Unidos y abandonará a la OTAN a su suerte; con amenazas migratorias por el sur; con China desatada, el terrorismo islamista fortalecido tras engañar a los tontos del pañuelo palestino; con epidemias esporádicas, sequías, crisis económicas cíclicas y el proyecto europeo en ruinas. A esto es a lo que vamos.
Solo aspiro a que entendamos que, si hay que desmontar las estructuras que han permitido a Sánchez hacer todo lo que ha hecho no es para protegernos del PSOE, sino para protegernos del poder. No hemos de poner limites a la izquierda sino a todos los políticos, que, sin excepción, tienden a abusar de él cuando lo tienen. Y en una tempestad como la que anuncia este cielo de marzo, no duden que lo harán.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete