la suerte contraria
La singularidad de no ser catalán
Cuando Illa pide una «financiación singular» no se trata de una mejor sino una exclusiva
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La derecha huérfana
Resulta triste tener que recordar que quienes pagan impuestos son las personas y las empresas y no los territorios. Los territorios no pagan impuestos del mismo modo que las lenguas no tienen derechos, otro mantra repetido hasta la náusea. Los derechos son de las personas, ... que son las que hablan los idiomas y las que pagan los impuestos. Si en un territorio hay más personas y más ricas que en otro, resulta lógico pensar que allí se recaudarán más impuestos. Afirmar como afirma Illa que Cataluña no puede ser la tercera en aportar y la catorce en recibir implica sostener algo tan extraño como que Amancio Ortega, que será el español que más impuestos pague, debería ser también el que más reciba. Resulta interesante esa novedosa financiación regresiva que, llevada al límite llevaría a los más humildes a la esclavitud. Curioso marxismo inverso.
Los socialistas de hoy son extraños. Si lo que quieren decir es que Cataluña requiere más inversiones por parte del estado –algo, por otra parte, innegable– que lo digan así. Más que nada porque el resto de comunidades van a decir lo mismo y con idéntica razón. La realidad es que todas las comunidades necesitan más dinero. La diferencia es que el resto no tienen unas elites cleptómanas ni tampoco un pueblo que, en nombre del progreso, vota a favor de que se rebajen las penas a los que les roban. Otra diferencia es que el resto de comunidades no tienen embajadas, ni dilapidan el presupuesto en consultas ilegales ni pagan sueldos a líderes corruptos en excedencia. Detallines.
Lo más importante, en todo caso es que, cuando Illa pide una «financiación singular», sabe bien lo que pide. No se trata de una financiación más justa sino diferente; no una mejor sino una exclusiva, una que deje claro que ellos son distintos, en la línea de Francesc Pujols, que en su libro 'Concepto general de la ciencia catalana' (Barcelona, 1918) –libro que no ha leído nadie, salvo Pujols– defendía que Cataluña tenía la misión de salvar al mundo. Esta tesis la repite en 'Manual de Hiparxiología pragmática' (Barcelona, 1931), libro que tampoco ha leído nadie salvo él y, esta vez, Juan Perucho, a través de cuya lectura me entero yo. Dice Pujols que llegará un momento en el que ser catalán equivaldrá a tener todos los gastos pagados en agradecimiento a esa misión sagrada de salvar el mundo. Y, claro, no hay nada que un catalán valore más que eso de no tener que pagar. Cabe apuntar que las palabras de Pujols son irónicas. Pero Illa tiene cara de no captar la ironía y quizá no se ha enterado.
No hay nada de singular en ser catalán. Y a su propuesta solo cabe responder con otra, que hago extensible al PSOE de mi tierra: «¿Cuál es la singularidad que plantean para Castilla y León y por qué creen que debemos aceptar un trato diferente a Cataluña?». O mejor aún: «¿Exactamente en qué se basan para exigir que los niños y ancianos catalanes tenga un trato preferencial frente a los nuestros?». Espero la respuesta con mucha curiosidad.
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