la suerte contraria
El relato ya está escrito
Cuando imputaron a su mujer comenzó a tomar decisiones desesperadas en cadena
No hace falta moción de censura
Urtasun y el asquito
Suárez hizo la Transición –criticada hoy por la chusma de siempre– y lideró los Pactos de la Moncloa, pero las tensiones generadas –la chusma de siempre– y la inestabilidad política y económica le llevaron a dimitir. Con Calvo Sotelo entramos en la OTAN, se comió ... un golpe de Estado y poco más pudo hacer. González modernizó el país social y económicamente, nos metió en Europa y fortaleció el estado de bienestar, pero la crisis económica y una corrupción sistémica lo hicieron caer. Pero nada tan grave como el terrorismo de Estado, algo que ni todo lo que ha hecho Sánchez junto podrá llegar a igualar jamás. Aznar lideró un gobierno que trajo una época de prosperidad, crecimiento económico y creación de empleo –el milagro español– y con él entramos en el euro, pero una serie de errores como la megalomanía de la boda de su hija, la participación de España en la guerra de Irak contra el criterio general y la nefasta gestión de los atentados del 11M llevaron a su partido a perder las elecciones en un vuelco electoral sin precedentes. Zapatero, en su primer mandato, consolidó el crecimiento económico que heredó e impulsó una serie de reformas bien recibidas, como el matrimonio homosexual o la Ley de Igualdad, pero su negación de la crisis financiera y su incapacidad para tomar medidas llevaron a España a una fuerte recesión y a un nivel de desempleo histórico, así como a la congelación de las pensiones y al recorte de los salarios públicos. Además, su revanchismo histórico y su gestión del estatuto catalán dieron alas a la extrema izquierda y al independentismo, sentando las bases de problemas posteriores. Hoy sobrevive como soldado de fortuna. Rajoy logró que España no fuera intervenida, redujo el déficit público a través de medidas de austeridad impopulares, recuperó el país económicamente y logró estabilizarlo. Intervino Cataluña con el 155 y fue criticado por su escasa ambición en las reformas. Los escándalos de corrupción en su partido acabaron con su gobierno.
Sánchez llegó al gobierno prometiendo convocar elecciones y mintió; prometió no gobernar con Podemos y mintió; prometió no pactar con independentistas y mintió; prometió que con Bildu no iba a pactar y mintió; prometió que no habría indultos y mintió; prometió que no habría amnistía y mintió. Gobernó desde la extrema debilidad, suspendió de modo ilegal nuestros derechos fundamentales y en su segunda legislatura no logró sacar adelante apenas ninguna ley. Cuando imputaron a su mujer comenzó a tomar decisiones desesperadas en cadena, como un retiro espiritual de cinco días del que salió con la imagen tocada a nivel internacional. Las posteriores imputaciones de su hermano, del fiscal general del Estado y de su mano derecha en el partido y en el Gobierno, junto con una sucesión de escándalos de corrupción generalizados le llevaron a una decadencia política y personal en directo, a la que arrastró a su gobierno y a su partido.
El relato ya está escrito. Por favor, no nos hagan perder más el tiempo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete