LA SUERTE CONTRARIA
Presidir Paradores
Raquel, tienes el mejor trabajo de España –quizá mozo de espadas de Morante– y tu único reto debe ser entrar para no salir de allí jamás
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Raquel Sánchez existe para recordarnos que los sueños se hacen realidad. De alcaldesa de Gavá a Ministra de Transportes y ahora Presidenta de Paradores. El PSOE es Disney, Wonderland, una especie de «we are the world, we are the children» si tienes la suerte de ... encajar en la cuota adecuada en el momento preciso. Desde que el PSC no quiere ministros sino el papel de conseguidores en Madrid que tenía antes Convergencia, cada nombramiento es un nido de ilusión, una supernova de magia y, a estas alturas, solo puedo pensar en Sánchez (Pedro) vestido de Papá Noel llamando por teléfono a Sánchez (Raquel) para decirle: «Cierra los ojos. Y pide un deseo. Deja volar a tu corazón y –de Sánchez a Sánchez– piensa en el Baix Llobregat, Raquel. Y ahora dime si quieres volver para allá a comerte el marrón o prefieres hacer lo que yo te diga mientras te propongo destino desde una vocación feminista, digital y resiliente». Y antes de que ella pueda responder, antes siquiera de poder llegar a pensar, él le manda un elfo –quizá a Félix Bolaños– con un sobre blanco sellado con cera color magenta. Y ahí lee: «Paradores, Raquel. Te vas a Paradores», con ese in crescendo afectivo como de Mayra Gómez Kemp leyendo la tarjeta del apartamento en Torrevieja.
Dios mío, Paradores. Con razón se la veía tan contenta. Los ex ministros que vuelven a diputados se dividen en dos grupos: los que presiden la comunidad de vecinos y los que presiden Paradores. A unos se les pone cara de Belarra y a otras cara de consejeras delegadas en series americanas, como Cristina Garmendia, como Elena Salgado, como Trinidad Jiménez. Oh, Raquel. Paradores. Ya te imagino recorriendo España: Sigüenza, Nerja, Olite. Imagínate ese plan estratégico que te obligue a reunirte in situ con los equipos en todos los lugares: La Granja, Cambados, El Hierro. Vas a conocer la piedra, los lugares más emblemáticos, el significado del lujo sin horteradas. Lerma, Mérida, Santillana del Mar. Cierro los ojos, Raquel, y ya te veo en Santiago de Compostela, en Ronda, en Puebla de Sanabria. Casi imagino el spot que, a vista de dron, grabe Gredos, Artiés, Fuenterrabía, con música de Enya, una voz en off de mujer cansada y sonrientes muchachas empoderadas. Chinchón, Ribadeo, Lorca. No vas a necesitar la tarjeta de 'Amigo de Paradores' porque desde la presidencia ya tienes todos los puntos. Eres Suecia en Eurovisión, Raquel. Podrás sobreactuar estrés en un 'afterwork' en Gijón, huir a un 'team building' en Tuy u organizar un 'kick-off' en Benicarló. Oh, Raquel. Has llegado a lo más alto. Benavente, Santo Domingo de la Calzada, Fuente Dé. Una suite en Almagro, un puente tonto en San Marcos, una escapada exprés a Viella. Yo te doy la enhorabuena. Tienes el mejor trabajo de España –quizá mozo de espadas de Morante– y tu único reto debe ser entrar para no salir de allí jamás. Como me decía Picón cuando le propuse montar un bar: «Venga, vale. Si nos va bien seguimos. Y si nos va mal lo abrimos al público». Pues eso.
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